El sábado por la noche, tuvo lugar el primer acto de las próximas fiestas de Moros y Cristianos, en concreto, el pregón inaugural de la temporada. Corrió a cargo de Dori Castelló, una señora que es simpatiquísima. En un discurso muy entrañable, recordó a muchísima gente paisana mía, algunos de los cuales no llegue a conocer, aunque la mayoría siguen en mi memoria. Ofreció un retrato muy pintoresco de nuestra sociedad rural en los años 60 y 70.
Además, esta señora fue telefonista en los años en el que el teléfono fijo era toda una institución. Al principio, cuando todavía no estaba automatizado, todas las llamadas del pueblo pasaban por ella. Así, había algún niño que llamaba y le pedía: “Dori, ponme con mi tía”. Y Dori sabía quién era el niño y quién era la tía a la que se destinaba la llamada. Cuando el servicio se automatizó, Dori tuvo que pasar un examen para seguir formando parte de la plantilla de Telefónica. Una vez allí, la destinaron al servicio de información, al que se destinó uno de los primeros ordenadores de la provincia de Alicante. Fueron tantas y tantas las anécdotas divertidas que le pasaron en aquel periodo que se entretuvo en ir recopilándolas en un cuaderno para años después ser publicadas en un pequeño libro del que os hablé aquí, al igual que cuando fue al programa de Buenafuente. Lástima que la edición no fue muy cuidada, porque no se tuvo en cuenta la introducción, el marco al que ella hace referencia cada vez que cuenta una anécdota.
Y es que la simpatía y el salero son difíciles de plasmar en papel escrito.
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