Sinopsis:
Alicante, julio de 2002. Jorge, alias Ruina, está en un concierto de Estopa cuando recibe un aviso: los marroquíes han tomado el islote Perejil y a él, joven sargento, lo movilizan para preparar la operación destinada a recuperarlo. Junto a Jorge y sus tres compañeros viviremos el asalto al islote, que nos descubre la existencia de la unidad de élite a la que pertenecen y que es solo el preámbulo de veinte años de operaciones. Desde la batalla de Nayaf, en Irak, en 2004, hasta la peligrosa y comprometida evacuación del aeropuerto de Kabul en 2021, en la que los protagonistas son los jóvenes a los que Jorge y sus compañeros dan el relevo, y que ellos, ya maduros y al borde del retiro, tienen que conformarse con observar en la distancia.
Sigo leyendo a Lorenzo Silva, en concreto esta compilación de relatos bélicos cuyos protagonistas son miembros del Mando de Operaciones Especiales del Ejército de Tierra con base en Rabasa, Alicante, lo que también me ha tocado la fibra localista.
Desde el sitio de Perejil hasta el abandono forzado de las tropas internacionales de Afganistán, nos cuenta episodios de estos hombres dedicados a mantener la paz en zonas donde no suelen ser bienvenidos. Con la afición que Silva tiene por los autores clásicos y que traslada hasta los títulos de muchas de sus novelas, nos recuerda que ya Heráclito sentenció que la guerra es el padre de todas las cosas, lo que corrobora que, apenas un mes después de terminar el libro, estallase la invasión de Ucrania. Sostiene que si en la literatura actual no abundan los ejemplos de relatos bélicos se debe a que la mayoría de los enfrentamientos están en manos de profesionales del ramo, cuya excepción ha saltado en el coraje de los ucranianos para defender su país. Qué horror que a estas alturas de la Historia sucedan episodios tan sangrantes.