El club de los suicidas es un comedia negra sobre un grupo de hombres y mujeres que se conocen en una terapia de la seguridad social para suicidas. Lo único que tienen en común es que todos han intentado matarse por diferentes motivos y que todos han fracasado. El rumbo de sus vidas dará un giro radical cuando caiga en sus manos una vieja edición de la novela El club de los suicidas, de Robert Louis Stevenson. La luz se hace para ellos. Y deciden emular a los héroes del relato, creando su propio club secreto. Sólo que en lugar de en el Londres del siglo XIX, estamos en Madrid en pleno año 2006. Y en vez de una mansión entre la niebla, nuestros protagonistas montan su club en un destartalado almacén chino de un “todo a cien”. El objetivo del club es matarse los unos a los otros. Pero dentro de un orden, claro. Se reúnen una noche a la semana. Y juegan a las cartas. El que gana debe morir. Y el que pierde debe matarle en el plazo de siete días. Entonces será cuando descubran que, si matarse a uno mismo es complicado, matar al prójimo es aún más difícil. Antonio (Fernando Tejero, que parece que siempre hace el mismo papel de la serie de TV) se convierte en involuntario maestro de ceremonias del club y debe poner orden para que la cosa funcione, y para que todos vayan matándose dentro del plazo acordado. Durante este desesperado intento por acabar con sus vidas, Antonio conocerá a sus compañeros de “juego”: Ana (atractiva compulsiva ciclotímica que trabaja de reponedora en la Fnac), Manuel (ludópata que ha creado su propia ONG para ayudarse a sí mismo) y Javi (solitario empedernido que trabaja en un “burguer” de la zona).
Los motivos que les llevan al intento de suicidio van desde el desamor, a la ludopatía pasando por la obesidad. La película tiene momentos graciosos que no llegan a arrancar la carcajada porque subyace demasiado dolor en esas vidas miserables que, por desgracia, tampoco son tan diferentes de las nuestras. No creo que tenga un tremendo éxito comercial porque se intenta vender como una comedieta ligera donde prima el cachondeo, y en realidad es negra, negra. Incluso al final, cuando algunos personajes parecen haber encontrado razones para vivir, estas son tan fuertes que les ciega ante la realidad más cruda.
La labor de los actores secundarios es muy destacable. No llega a ser una película redonda pero se agradece el intento de originalidad.
Los motivos que les llevan al intento de suicidio van desde el desamor, a la ludopatía pasando por la obesidad. La película tiene momentos graciosos que no llegan a arrancar la carcajada porque subyace demasiado dolor en esas vidas miserables que, por desgracia, tampoco son tan diferentes de las nuestras. No creo que tenga un tremendo éxito comercial porque se intenta vender como una comedieta ligera donde prima el cachondeo, y en realidad es negra, negra. Incluso al final, cuando algunos personajes parecen haber encontrado razones para vivir, estas son tan fuertes que les ciega ante la realidad más cruda.
La labor de los actores secundarios es muy destacable. No llega a ser una película redonda pero se agradece el intento de originalidad.
2 comentarios:
Vull veure eixa pel.lícula. També s'estrenarà dins de por "La carta esférica" del meu Arturo Pérez Reverte amb el nostre ídol Carmelo Gómez. A veure-la, també.
¡Ay Carmelo! También procuraré verla.
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