lunes, 24 de noviembre de 2008

El juego de las diferencias


En la entrada anterior me quejaba de las mentiras del cine de animación, en concreto del personaje de Beowulf.
La voz y más o menos el rostro son de Ray Winstone que es el cincuentón que veis sobre y debajo de estas líneas.
Y diréis: pues no parece tan cachas como la imagen de la película que puso Carolina. Pues no, el cuerpo corresponde a este chaval que se llama Aaron Stephens.

No hace falta ser muy avispada para ver las diferencias, ¿no?

Para no empacharos, voy a descansar de tíos macizos por unos días.




















1 comentario:

Mari Pau dijo...

Cómo no se me ocurrió a mí estudiar para masajista de tíos buenos?, encima nos pagarían, chicas