viernes, 21 de noviembre de 2008

Héroes y monstruos


El otro día vi la película de Beowulf, la que hicieron completamente por ordenador, y la verdad es que en cierto modo me sorprendió agradablemente, aunque no termino de estar completamente de acuerdo con el tratamiento que le han hecho al héroe… y no me refiero al retoque digital del prota, a lo que no tengo ningún pero que poner, sino a su carácter. Por un parte, me parece bien el que desenmascaren cómo eran en realidad esos héroes de la mitología nórdica (y de la griega, y de la celta…): unos egoístas con más ego que músculo y que sólo buscaban su propia gloria, aunque su valor y sus capacidades les sacaron las castañas del fuego a sus respectivos pueblos o a los que ayudaron. O sea, que ante todo estaba la fama, o vencer al dios de turno, o seguir el destino que le habían marcado, pero jamás el pensar en los otros en primer lugar (característica del auténtico héroe, en mi opinión). Pero por otra, como tengo debilidad por los “auténticos” héroes, de esos que no existen en la realidad, hubiera querido que convirtieran al viejo Beowulf en uno de ellos. Casi lo consiguen, al final, cuando el personaje ya ha aprendido la lección de lo que pasa cuando uno cede a la tentación del poder por el poder y sólo queda mirar la realidad de frente y hacer las cuentas con uno mismo, pero me supo a poco, mismamente porque muere tras una movida que tuvo con un dragón que resulta ser su hijo. Y ahí es donde no termino de ver la cosa. Si la habéis visto, no sé si os acordaréis de que el problema de fondo no era el ogro de turno, sino su mamaíta, la ogresa seductora encarnada por Angelina Jolie. Pues bien, ni el viejo rey, ni el propio Beowulf, ni, a lo que parece, el fiel amigo que le sucede en el trono, son capaces de resistir a su tentación, no ya carnal (que no hay nada más simpático que un héroe cediendo a los impulsos de la carne) sino venal. Es decir, la tal ogresa pide al héroe o candidato a la realeza de turno que se acueste con ella y le dé un hijo que al crecer se convertirá en una amenaza para el reino. Pero, mientras ese día llega, la ogresa se encarga de proveer de protección mágica a su eventual amante y le promete poder y riquezas sin límite. Todos pican. No hay uno que deje de pensar con la p*** y se plantee las posibles consecuencias de su acción. Porque la verdadera heroicidad consiste en eso: en el desarrollo pleno de unas capacidades excepcionales al tiempo que se controlan los instintos, al menos en la medida de lo posible y lo saludable. Beowulf es un héroe no porque sepa luchar, sea valiente y consiga derrotar a sus enemigos, sino porque al final se da cuenta de la vacuidad del poder cuando se consigue traicionándose a uno mismo, y acepta sus defectos, sin que eso le impida juntar fuerzas para hacer lo que tiene que hacer para salvar a los suyos. Pero en fin, parece que esos héroes no están de moda. Y mucho menos está de moda que ganen.
Aquí os dejo una foto bien maja del prota con atributos digitalmente retocados (atributos en general, no los que estáis pensando, ya que el actor que sirve de base para la animación está bastante menos cachas. Hay una escena en la que se pone en pelota picada, pero al filmarla, se las arreglan para que los objetos de la habitación protejan el pudor del musculoso guerrero. Pues ya les vale, porque cuando van a celebrar la muerte del ogro, las criadas del palacio vikingo hacen referencia a las tres piernas del héroe. Malditos amerrricanos)

2 comentarios:

Conchi dijo...

“Beowulf” la vi en cine cuando se estrenó y la reseñé aquí. ¿Qué quieres que os diga? Ni me gustó ni me dejó de gustar.
Lo que me pareció mucho morro es que en los tráilers anunciasen la actuación de seres reales, como Anthony Hopkins, Angelina Jolie o John Malkovich, cuando se trataba de una película de animación. Sí, supongo que los actores habrán colaborado con los dibujantes o informáticos o como se les llame ahora, pero no salen. Menos aún en España donde el doblaje, pese a ser excelente, nos impide apreciar sus voces. Se me podrá alegar que los costes de producción de una aventura así habrían ascendido demasiado para llevarla a cabo con actores reales. No creo que mucho más; de hecho, la mayoría de los efectos especiales de hoy en día se hacen por ordenador y se puede prescindir de masas de extras, localizaciones exóticas, explosiones, monstruos y demás gracias a la magia de los FX.
Pero, por lo poco que recuerdo pues poca huella dejó en mí, carecía de emoción, de sentimientos, de la vida que únicamente puede otorgarle los actores de carne y hueso.
No conocía al actor en que se inspira el dibujo del protagonista, pero, si estaba tan bueno como su figura animada muestra, habría que echarle un vistazo de cerca, pensé. Pues tampoco: lo busqué en la red y en realidad, es muchísimo menos guapo, mucho mayor de cómo lo representan y de tipazo, nada. Ya se sabe que el cine es mentira, pero hasta ese punto...

Mari Pau dijo...

No he visto la película pero intentaré conseguirla. Creo que hay otra del mismo título o parecida pero con personajes de carne y hueso donde sale un cachas que no está mal pero como siempre no me acuerdo del nombre.