miércoles, 5 de noviembre de 2008

Polémica II



A lo cual yo repliqué:

Estimados Sres./Sras.:
Ante todo, les agradezco profundamente el detalle de haber respondido a mi correo, algo que, por cierto, no esperaba, dado que ni mi educación (o más bien la forma en la que la he aprovechado) ni mis dotes intelectuales están a la altura de mantener mis posiciones en un debate con gente tan preparada como sin duda son Vds. También reconozco que soy demasiado visceral a la hora de exponer mis ideas, lo cual sin duda les resta fuerza.
En cuanto a lo expuesto por Vds. en los distintos puntos que tratan, me temo que haré de mi ignorancia atrevimiento y, aunque sea por la cortesía que han tenido al responderme, trataré de argumentar de la mejor forma posible:
1. El asunto de la crisis financiera: siento discrepar en cuanto a un matiz respecto al origen de los créditos NINJA (No Incomes, No Jobs, No Assets) Tengo entendido que durante muchos años la economía estadounidense ha estado creciendo a base, entre otras cosas, por supuesto, de mantener su mercado interno de bienes y servicio mediante el endeudamiento sostenido y generalizado de las familias. Ahora bien, mientras dicho endeudamiento se mantuviese en niveles aceptables de riesgo y morosidad, el sistema funcionaba. No obstante, cabe preguntarse el porqué de dicho endeudamiento, no ya respecto a un bien muy caro que requiere una inversión a largo plazo, como es una casa, sino respecto a diversos bienes. ¿No sería porque en realidad los salarios eran relativamente bajos y porque el empleo era más bien precario? Reconozco que no poseo datos fiables que avalen esta hipótesis; más bien es una impresión que me ha ido llegando a través de los medios de comunicación. Bien, pero eso era antes de la gota que colmó el vaso del endeudamiento familiar en los EEUU. Dicen Vds. que todo fue debido a los incentivos del Gobierno: la verdad, soy muy ignorante y no sé muy bien cuáles pueden ser los medios por los que un gobierno pueda controlar la política de unos bancos totalmente privados. Si por incentivo entienden Vds. el bajo precio del dinero, supongo que siempre está en manos de los bancos decidir a quién le conceden o dejan de conceder los préstamos. Ahora bien, ¿no podría ser que, en efecto, el gobierno hubiera intervenido de alguna manera e impulsase o propiciase la concesión de dichos créditos? Podría ser, claro, siempre que hubiese una razón de peso. Dicha razón de peso – en lo referente al gobierno - ¿no podría ser que un segmento de la población cada vez mayor estaba siendo excluida del mercado debido a las condiciones económicas y laborales existentes y que, para reactivar la economía y el consumo interno, fuese aconsejable incentivar a los bancos para que prestasen dinero con mayor nivel de riesgo del habitual aprovechando los bajos precios del dinero y considerando los bienes raíces como valores que asegurasen la operación? En resumen, Sras. Y Sres., aun admitiendo la posible responsabilidad del gobierno estadounidense en el origen de la crisis, creo necesario no perder de vista que, aparte de la codicia y prácticas de ingeniería financiera de los bancos, en el fondo de todo esto lo que late, en mi poco informada opinión, es la imposibilidad de un sistema de integrar en el mercado de consumo a una parte considerable de la población.
2. Respecto a la intervención gubernamental para paliar la crisis: confieso que estoy un poco dividida al respecto. Si bien no parece de recibo que haya que ayudar a unas entidades que no hace mucho informaban de considerables beneficios a sus accionistas, me temo que en el sistema tal y como lo conocemos hasta ahora no hay más remedio que recuperar la liquidez de los bancos para que la economía real, la que más debería importar, siga funcionando. Ahora bien, no veo con malos ojos que a cambio el Estado, o sea, todos nosotros (al menos en teoría, claro) tengamos algún tipo de control sobre las prácticas financieras de dichos bancos. Reconozco y admito que han sido esas prácticas las que en los últimos años han propiciado un aumento exponencial de la riqueza, pero como dicho aumento no ha sido seguido correlativamente de un aumento similar del bienestar general, ese argumento no vale nada en lo que a mí respecta. Por supuesto, soy consciente de que estos hipotéticos controles significan una concentración peligrosa de poder en manos de instituciones estatales que, hoy por hoy, carecen de mecanismos efectivos de control por parte de la sociedad civil a la que en teoría debe servir. Pero creo que merece la pena correr el riesgo.
3. Ah, sí. Llegamos al asunto de la responsabilidad individual, que sin duda está en el meollo del asunto que discutimos. Cierto, toda persona hace sus elecciones y debe responder por ellas… en el ámbito penal. Quiero decir que la responsabilidad individual estricta (o más bien todo lo estricta que soy capaz de concebir) sólo se aplica en los casos de actos o prácticas que dañen a los demás. Y aun así, si se quiere ser del todo justo, se ha de tener en cuenta (aunque nunca para disculpar del todo actos terribles llevados a cabo de manera gratuita) cuál es el entorno que ha influido en la comisión de dichos actos. Pues bien, este punto de partida, llevado al terreno socioeconómico, me lleva a sostener que no somos entes aislados que actúan en el vacío y que nuestras decisiones y comportamientos se ven fuertemente influidos (admitiendo que en unas personas más que en otras) por las posibilidades y oportunidades que nos ofrece nuestro entorno. Si hablamos de personas que, según Vds., rehúsan trabajar, yo les hablaría de casos que conozco de personas sin trabajo que no hacen otra cosa que buscar una y otra vez la oportunidad que la sociedad jamás les concede o les concede en condiciones miserables. Francamente, yo me cuidaría muy mucho de llamar “vagas” a dichas personas. Además, trabajar ¿en qué condiciones, exactamente? En mi opinión todo trabajo digno de ese nombre ha de ser adecuado a la formación de la persona y remunerado, aun en los más bajos escalones, de tal manera que la persona acceda a los bienes más básicos, que son: comida, techo, sanidad y educación. Fuera de eso, hablamos básicamente de explotación. Lógicamente, Vds. argumentarán, como poco, que no en todos los países se pueden dar dichas condiciones. No lo sé, pero lo que sí se es que cuando en una sociedad existe colectivamente riqueza suficiente para que todos sus miembros puedan acceder a un nivel mínimo de bienestar, no es justo que la realidad sea muy otra. Este principio general no quiere decir que cada cual no esté moralmente obligado a contribuir en lo que pueda a dicho bienestar, siempre y cuando dicha contribución se haga en condiciones justas.
4. Lo cual nos lleva al último punto: lo que a cada cual le corresponde y los mecanismos para que no se quite a las personas el producto de su esfuerzo. Ahí es donde me temo que tal vez flaquean más mis argumentos, porque tampoco me parece bien que se prive a nadie de lo que consiguió con su trabajo, su iniciativa y su esfuerzo. Entonces, ¿cómo se conseguiría esa hipotética y puede que utópica redistribución general de la riqueza menoscabando lo menos posible los derechos individuales? Ah, la cuadratura del círculo. Bueno, en primer lugar, tendríamos los impuestos. Impuestos, claro está, proporcionales a los ingresos, que no ahogasen la iniciativa en la economía real y que fuesen administrados con honradez, buen sentido e incluso imaginación. Lo sé, casi nada. En segundo lugar, en todo momento estoy hablando de acciones a nivel estatal, no individual (respecto al asunto de alojar indigentes en mi casa, lo cual estoy muy lejos de poseer las cualidades morales suficientes para hacer) y siempre respetuosas con las propiedades individuales… de la clase media y baja, por supuesto. Respecto a las élites sociales, habría que hilar muy fino para saber dónde acaba la justicia social y dónde empieza la injusticia pura y dura. A todo esto, y siguiendo el ejemplo que Vds. me ponían respecto a la política de la Sra. Kitcher, reconozco que mi información sobre ello es nula, pese a que he oído acerca de los problemas que ha tenido con los agricultores, la huelga sostenida que estos han tenido y su enfrentamiento con el gobierno central. En cuanto a la “nacionalización de las pensiones”, creo que convendrán conmigo en que es un poco difícil dilucidar qué es peor, si perder todos tus ahorros en ese fondo de pensiones que tu banco te había dicho que era seguro, pero conservando el libre albedrío individual, o perder parte de ellos y que vayan a beneficiar a un señor que no puso ni la mitad que tú, por una decisión ajena a tu albedrío. Claro que también fueron ajenas a tu albedrío las decisiones que tu banco tomó con tu dinero sin consultarte en ningún momento. De todas formas, no es una situación agradable en ninguno de los dos casos, aunque ya les adelanto que me inclinaría, si no hubiera más remedio, por la segunda opción.
5. Y por último, que ya era hora, en mi opinión, lo más cristiano es erradicar la pobreza, y hacerlo sin demonizar la riqueza. No se trata de que todos tengamos lo mismo, sino de que tengamos lo básico, y a partir de ahí, lo que cada cual pueda alcanzar.

Gracias de nuevo, Sras. Y Sres. Por haber tenido la amabilidad de contestar a mis fútiles argumentos y les deseo un buen día de todo corazón

¿Quién me manda a mí meterme en estos berenjenales? Bueno, os dejo este tostón para dar un toque "a lo Abadia" a este nuestro querido blog.

Saludos.

P.D.: ¡Suerte, Obama!

3 comentarios:

Conchi dijo...

Aunque me confieso de lo más ignorante en cuestiones de macroeconomía, parece que voy entendiendo las causas de la crisis ninja. Lo que no veo claro es la salida. Lo que me quedan patentes son las consecuencias a corto y medio plazo: en Agost van a cerrar al menos durante cinco meses todas las industrias cerámicas de materiales de construcción, principal sustento de nuestra economía. Menuda hecatombe. Van a ser las navidades más pobres que se recuerden.

Mari Pau dijo...

Qué me dices, Conchi, vas a cerrar las cerámicas por cinco meses? Qué drástico, no podrian reducir la producción? Si que es un desastre para Agost, y sobre todo ahora que no hay faena del campo para acoger la mano de obra.

Mari Pau dijo...

Error: van por vas (Conchi, ya sé que tu no las vas a cerrar)