Al término de la función, me
acerqué a la salida de artistas. Fueron muchos, sobre todo mujeres,
quienes tuvieron la misma idea. En cuanto salió Bertín Osborne, se vio
asediado por una marea humana que apenas lo dejaba avanzar. Había que
ver cómo señoronas se le lanzaban al cuello para besarlo y hacerse
selfis con él.
A Pedro casi lo arrollan intentando hacerme una foto. Por eso está
tomada de tan cerca, porque lo empujaban por detrás. Unos cuantos
codazos se llevó, el pobre, mientras yo me llevé dos besos de Bertín.
Arévalo no estaba tan solicitado
pero también tenía su público. Incluso ya subido al coche, le seguían
pidiendo fotos. Curiosamente, Bertín se marchó en otro.
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