En las últimas semanas habré gastado unos 10 € al menos en Lotería Primitiva persiguiendo un bote de más de 80 millones.
No necesito esa barbaridad de
dinero, claro está. Con tres ceros menos me conformaría para poder pagar
la hipoteca y guardar un pequeño colchón para imprevistos.
Sin embargo, a la vista del
éxodo de miles de personas, sirios principalmente, que abandonan sus
hogares huyendo del terrorismo de la guerra, me siento avergonzada por
mis quejas. Sí, tengo que pagar una hipoteca, pero eso también significa
que tengo un techo bajo el que vivir, y todas las demás ventajas y
privilegios que menciona la imagen.
Reflexiones como las que plantea esta imagen hace que me dé cuenta de cuán afortunada soy.
Huelga decir que no me ha tocado nada, ni el reintegro.
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