jueves, 10 de septiembre de 2015

Y de repente tú




Sinopsis: 

Amy es una mujer que tiene una vida alocada, libre y sin dar explicaciones a nadie. A raíz de las acciones de su padre en el pasado, Amy tiene una gran fobia al compromiso y a cualquier relación duradera que pueda tener. Su vida está en su mejor momento, se dedicar a escribir para una revista, mientras que disfruta de relaciones esporádicas sin disculparse con nadie. Pese a su impresión, Amy no se ha dado cuenta que vive en una constante rutina, hasta que aparece Aaron Conners en su vida, haciendo que por primera vez se replantee la manera en la que ha estado viviendo.

Para empezar, me llama la atención la traducción del título al español cuando el original es Trainwreck, algo así como "descarrilamiento". Supongo que se refiere a los estragos de dejar entrar a alguien en la vida cuando tenía las puertas del corazón cerradas. No suelo comulgar con el cine de Apatow por su contenido de sal gruesa. Sin embargo, admito que esta película me ha sorprendido agradablemente. Varía los estándares del género al cambiar los roles de la típica protagonista idealista que busca el amor y al final convence al esquivo muchacho poco propenso al compromiso, aquí sucede justo lo contrario.

Los tiempos cambian, en efecto. Siempre he oído las quejas de señoras mayores sobre lo distinto de las relaciones de pareja desde su época, cuando todo era pecado y no se permitía el sexo antes del matrimonio, a la de finales del siglo XX, con mayor permisividad sexual. Nunca pensé que me sumaría a su letanía de cómo ha cambiado todo. En términos generales (en todas épocas existen excepciones, claro está), las mujeres de mi generación nos enamorábamos primero y manteníamos relaciones como consecuencia. Por lo que se ve en esta película, ahora es al revés: sexo para empezar y ya veremos si llega el amor. ¿Qué comentarán las generaciones de ahora al respecto dentro de unas décadas?

Y qué guasa ver al luchador de la WWE John Cena en un papel de musculitos con eyaculación precoz. Por cierto, ha confesado que el órgano que se intuye bajo la toalla es una prótesis.


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