martes, 18 de diciembre de 2012

Con mi amiga Miriam Lavilla




Como os he avanzado, he pasado el fin de semana en Madrid con mi hermana en un viaje organizado por las Amas de Casa de Agost. Salimos a las 7 de la mañana y llegamos al hotel pasadas las 2, pues una manifestación, no sé contra qué, nos detuvo un buen rato. No sería la única del viaje.

La tarde estaba desapacible, con lluvia intermitente, menos mal que no muy abundante. Después de comer, ya en el hotel, situado al inicio de la Gran Vía, me quedé leyendo un libro esperando a mi amiga Miriam Lavilla, la escritora, que me había avisado que llegaría pasadas las 6. Mi hermana se ofreció a quedarse para hacerme compañía, pero no tenía sentido que desperdiciase la tarde, así que la envié con mi prima y compañía a visitar Santa Gema y demás ruta de iglesias. Miriam me llamó para comunicarme que se le había complicado la tarde entre la peluquería, la salida tardía de su hijo del cole y la huelga de metro, y que tardaría más de lo previsto. Nuestro plan era ir a La Chocita del Loro a ver un monólogo de Goyo Jiménez a las 20:00.

Dado que, aun siendo la misma Gran Vía, distaba a más de un km del hotel, que tenía que recoger las entradas en taquilla y que los del local me habían avisado de que sería preferible que estuviese allí a la apertura de puertas, no me quedaba más remedio que lanzarme a la aventura: irme yo sola y esperar a mi amiga allá. Pedí a la recepcionista que me pusiera los guantes, la capa y el sombrero y me enfrenté a pasear sola por los Madriles, yo que me pierdo en un duro de bosque. Me hice a la idea de que el itinerario carecía de cualquier complicación, solo había que seguir la Gran Vía e ir atenta con los semáforos y los peatones, así como pedir a los cielos que no lloviese demasiado. Gracias a Dios, no tuve el menor percance, en media hora llegué al teatro, resolví los trámites, entré y me dispuse a esperar a Miriam, que no tardó en llegar. Me dio mucha alegría verla después de un año. Lástima que no tuvimos mucho tiempo de darle a la sin hueso, con lo que nos gusta cotorrear, porque empezaba el espectáculo.

A la salida llovía un poco y pronto arreció. La pobre Miriam se mojó intentando cubrirme con su paraguas. Menos mal que iba bien tapada y no me caló el agua, pero éramos un cuadro: sorteando como podíamos la multitud de gente que poblaba la Gran Vía un viernes por la noche y sin parar de charlar. Ya en mi hotel nos despedimos hasta la próxima ocasión, sea en su tierra de nuevo, sea en la mía, que amigas como ella son para cuidarlas. Como a vosotros..

6 comentarios:

márian dijo...

Eso último de " Como a vosotros " me ha halagado profundamente, pero tranquila, que asumo que solo debo tomarlo por mi parte como un cumplido. Pero igualmente te lo agradezco, el simple hecho de que me consideres un amigo ya es un premio fuera del alcance de muchos, muchos, muchos, con lo cual es un mérito, indiscutiblemente.

Mari Pau dijo...

Estupenda crónica. El barret, bonica paraula, que dus me encanta.

Conchi dijo...

El meu barret va causar sensació entre l'excursió. En termes internàutics, quasi "trending topic".

Johnny dijo...

Espero que no sea solo un cumplido!!! Se que somos tus amigos y te agradecemos infinitamente que estemos en esa lista de oro. Gracias!!!

márian dijo...

Johnny, de que vosotros seáis tan amigos para Conchi como Miriam Lavilla, no tengo la más mínima de las dudillas, la gran duda es que me incluya entre ese grupo de los elegidos. Suena esto que escribo a un mal versículo.

Miriam dijo...

Aaaaaay, mi niña liiiindaaaaaaa!!!!
Qué mal me has hecho sentir por lo desastre que soy (siempre corriendo a todas partes y no llego a tiempo a ningún lado) Era complicado, te lo aseguro... pero si tu vienes... ¡¡ME VOY DONDE SEA A RASTRAS, SI HICIERA FALTA!!
Eres un solete y te quiero un montón. ¿Quién no puede quererte?
Feliz Navidad y espero que en el 2013 nos podamos ver mucho más!!!!