sábado, 23 de enero de 2016

El puente de los espías



Sinopsis:
James Donovan (Tom Hanks), un abogado de Brooklyn (Nueva York) se ve inesperadamente involucrado en la Guerra Fría entre su país y la URSS cuando la mismísima CIA le encarga una difícil misión: negociar la liberación de un piloto estadounidense (Austin Stowell) capturado por la Unión Soviética.

Se agradece ver alguna buena película donde los protagonistas no sean jovenzuelos, que los adultos también existimos. Menos mal que el señor Steven Spielberg ha cumplido años y lo sabe. Y, por fortuna, también mantiene su pulso narrativo.

En su labor de "salvemos a nuestros muchachos", como al soldado Ryan, cuenta con la colaboración de Tom Hanks, heredero de aquellos prototipos de hombres buenos e íntegros del cine clásico como James Stewart o Gary Cooper. Juntos construyen una historia de la Historia no muy lejana, en plena Guerra Fría, cuando la diplomacia entre ambos bandos era crucial para evitar otra confrontación bélica.

A pesar de su duración que supera las dos horas largas, la película no se hace pesada. Junto a las interpretaciones tan ajustadas, destacaré la fotografía, homenaje al cine clásico también.

6 comentarios:

Alberto dijo...

Interesante y mesurada película, llena de matices. Spielberg sigue estando en forma.

Jesús dijo...

No me gustó mucho, esperaba me hubiera gustado mucho.
La primera mitad de la película se me hizo pesadísima.
La segunda me pareció más amena, pero me pareció todo un descalabro histórico a la hora de la ambientación de la parte berlinesa de la película.
Yo conocí el Berlín dividido por el muro.
Visité esa ciudad a mediados de los años ochenta.
La película se desarrolla entre 1957 y 1960. Entre ese tiempo y el momento de mi visita, habían transcurrido 20 años.
Como bien dice en la película el Sr. Vogel, los soviéticos destrozaron la ciudad cuando la conquistaron al final de la Segunda Guerra Mundial. En ningún momento reconstruyeron el centro de Berlín que había quedado en el lado soviético.
La situación siguió después igual con el gobierno de la República Democrática Alemana.
Cuando visité el Berlín Oriental a mediados de los ochenta, la parte oriental de la ciudad seguía siendo una ruina.
El paso de un Berlín a otro a través del metro (S-Bahn) de la Friedrichstrasse que aparece en la película no tiene nada que ver con la realidad y lo mismo puedo del Check Point Charlie.
Lo mismo puedo decir de lo que en la película aparece como la embajada soviética en Unter den Linden.
Por lo tanto, le doy un cero patatero al Sr. Spielberg en el tema de la ambientación berlinesa de la película.

Conchi dijo...

Parece mentira que una producción con tanto presupuesto no cuente con asesores históricos o turísticos referentes al propio Berlín.

carolina dijo...

Pero, ¿estás seguro de que en los años 50 y 60 las cosas no eran como aparecen en la película? Quiero decir, puede que en los años 80 no existiera ese paso del metro sobre el muro, ni el Check Point Charlie, y que la embajada rusa estuviera en otro lugar. Pero si no es así, y si hubiera sido posible rodar la película con una mejor ambientación histórica, muy mal por parte del Sr. Spielberg. Una cosa es tomarse licencias históricas cuando no hay más remedio, pero si tampoco cuesta hacer las cosas un poco mejor, no está bien que una película de esa envergadura escatime en esos detalles.

carolina dijo...

Perdón, el Checkpoint Charlie sí que existió. Ignorante que es una :(

Jesús dijo...

Si estoy seguro de lo que te cuento.
Siempre he sufrido una atracción especial por la ciudad de Berlín, y me interesaba mucho el tema de la ciudad dividida. He leído muchisimo sobre esta ciudad y he visto un montón de documentales sobre esta ciudad, y sigo haciéndolo.
Por este motivo, en uno de mis primeros viajes fuera de España visité la ciudad dividida.
El Muro se construyo en 1961 y había muy pocas formas de cruzar de un lado a otro, con independencia de que fueras berlinés, alemán o de otro país.
Pudimos conseguir un visado de 24 horas para pasar del Berlín Occidental al Oriental.
Había un requisito imprescindible, tener que cambiar 100 marcos occidentales por 100 marcos orientales. Y estaba terminantemente prohibido tomar fotografías y conversar con gente en la calle. Además, los negocios (tiendas, restaurantes, ...)en los que podías comprar eran muy limitados. Eso sí, a todos los museos.
Pasamos a través del metro y el paso fronterizo estaba en la calle Friedrichstrasse.
Cuando el tren llegaba desde el sector occidental, bajabas del tren, tenías control de pasaportes y cambio obligatorio de moneda, luego subías a otro tren y seguías a Berlín Oriental. Esto siempre se hizo así, durante todo el tiempo que el Muro estuvo en construcción.
Al salir a la calle, la impresión era enorme.
Pasabas del bullicio de Berlín Occ., con todo tipo de negocios, coches por las calles, luces, ... a una ciudad en ruinas, devastada, sin coches circulando, sin tiendas, sin vida. Así era el Berlín Oriental. No había nada que comprar, así que apenas gastamos los 100 marcos que tuvimos que cambiar (por supuesto no era posible volver a cambiar esos marcos orientales por marcos occidentales, con lo que era un "timo" en toda regla)y tampoco se podían sacar de Berlín Oriental, con lo que el resto de los 100 marcos quedó "depositado" allí para futuras visitas.
Regresamos al sector occidental por el Check Point Charlie, allí se quedó varado nuestro dinero.
Después he vuelto a Berlín en numerosas ocasiones, con el Muro recién caído, sin Muro, con la nueva capitalidad alemana. Últimas visitas en 2009 y 2013, ya con todos los archivos de la extinta RDA abiertos. En ese material ves como ha ido evolucionando la ciudad desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta la actualidad.
La Embajada soviética estaba emplazada en un palacete de la Unter den Linden , una de la avenidas principales de Berlín, cerca de la Puerta de Brandenburgo y del Reichstag. Quedó en el lado soviético. Ese edificio, antes de ser la Embajada soviética, era la sede de la Embajada de la Rusia zarista y ahora es la actual Embajada de la Federación Rusa.
Evidentemente, no conocí Berlín en los años en los que se desarrolla la película, pero he tenido acceso a material audiovisual (museos, archivos, documentales) donde pude verlo y descubrir que nada ha cambiado desde ese momento a mi visita los años ochenta.
Y os emplazo a visitar Berlín, una ciudad verdaderamente interesante a la que espero regresar dentro de poco.

P.D. : Los soviéticos eran así. Destrozaron muchas ciudades "como castigo" al final de la Segunda Guerra Mundial.
En 2009 visité Varsovia. Muchas zonas de la ciudad también estaban todavía con edificios en ruinas, reconstruyéndose.