Sinopsis:
En 1960, en el punto más álgido de la Guerra Fría, Andre Merlaux se unió al servicio secreto francés para luchar contra amenazas internas y externas por igual.
Me sorprende que esta serie sea francesa porque no tiene nada de chovinista. Más bien al contrario, y qué raro es que los vecinos del norte se rían de sí mismos.
Los personajes son funcionarios del servicio secreto galo, burocratizado y jerarquizado, en los años 60, una suerte de de Mortadelo y Filemón con más glamour y menos disfraces, pero tan ineficientes a la hora de espiar, más preocupados por sus condiciones laborales y sus dietas de gastos que de trabajar por la paz con las colonias africanas.
El francés que hablan es bastante estándar, cosa que agradezco y que me ayuda a no perder contacto con el idioma.
En cuestión maromil, muy majo Hugo Becker, al que había echado el ojo en la segunda temporada de Bajo sospecha hablando un correcto español.
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