martes, 11 de junio de 2013

Concierto de Alejandro Sanz



El sábado me di el pequeño capricho de ir al concierto de Alejandro Sanz. En principio lo había descartado, no solo por el precio de la entrada, sino porque a Pedro no le gustaba y se me hacía cargo de conciencia que estuviese esperándome unas cuantas horas en la furgoneta. Se me ocurrió comentárselo a mi sobrino Carlos y a su novia y accedieron a llevarme. Se apuntó también el hermano de ella y mi prima Laura.

Hacía tanto tiempo que no iba a un concierto de estos multitudinario que no me acordaba de lo bien que se pasa. “Cuando nadie me ve, puedo ser o no ser”, cantaba Alejandro, así que en la plataforma para los discapacitados hice la cabra loca, desde berrear sus canciones hasta sumarme a los gritos de ¡guapo! Podrá gustar más o menos, pero lo que es indudable es que Alejandro, además de gran comunicador, es un seductor nato. Sin tener un físico espectacular, con esa media sonrisilla tan marca de la casa puede derretir a la más pintada. Estoy segura de que los centenares de mujeres, la mayoría entre 35 y 50 años, que coreábamos con él aquello de “Te besaré como nadie en este mundo te besó. Te amaré con el cuerpo y con la mente, con la piel y el corazón” lo habríamos hecho de verdad si hubiésemos tenido la oportunidad.

Aparte de eso, el juego de luces y efectos visuales era muy bonito. La orquesta y coros, espectaculares. Sin embargo, el sonido no era todo lo afinado que debería: la música sonaba a veces estridente y mataba la voz que no se oía con la claridad precisa. A pesar de ello, disfruté de la experiencia y me quedo con las ganas de repetir.



El vídeo es de Youtube y las fotos son del siguiente artículo:

Nunca falla. Más bien, roza la excelencia. Alejandro Sanz volvió a demostrar ayer, en su regreso a la provincia tras un silencio de tres años, que es una apuesta segura. Siempre lo da todo, y eso es mucho tratándose de un artista de reconocido prestigio mundial, uno de los españoles más internacionales. Su arte gana con el poso de la experiencia, su música continúa gustando, y cada vez engancha a nuevas generaciones, y su cercanía sigue intacta. Alejandro Sanz no se ahorra guiños, nunca lo hizo. Y no evita gestos de simpatía con su gente. Ayer tampoco. Fue el de siempre, romántico e intenso, de la mano de La música no se toca.
Con los acordes de Llamando a la mujer acción, una de las canciones que dan forma a su último disco, Alejandro Sanz abrió el concierto de ayer en el auditorio de IFA, donde reunió a unas 8.000 personas, según la organización. Da igual los años que pasen, su público siempre es fiel. Anoche se volvió a demostrar. Ni el precio de las entradas -de 34 a 150 euros- ni la difícil situación económica que atraviesa el país fueron obstáculo para que el recinto ferial vibrara con un artista que siempre lo deja todo sobre el escenario. Un espacio que ayer fue parte indispensable del espectáculo, con una mezcla de luces e imágenes a la altura sólo de los grandes.
Alejandro Sanz, en vaqueros y chaqueta oscura, rompió la tensión de todo inicio con tres temas actuales, entre ellos el popular Se vende, coreados como si fueran clásicos por un público entregado. "Ya nadie aquí se llama, no se oye ni una voz, los muebles y el silencio abarrotan el salón", entonaba el madrileño, en unas estrofas que sonaban incoherentes con lo vivido en el recinto, que no dejó de corear ni una sola palabra durante una noche que se prolongó unas dos horas, y en la que el cantante felicitó al Elche por su reciente ascenso a Primera División. 
Y tras recordar Desde cuando, de Paraíso Express, Alejandro Sanz -siempre pegado a su guitarra- regaló a los presentes una fusión de cuatro temas que ya forman parte de su dilatada historia: Nuestro amor será leyenda, El alma al aire, Labana y Quisiera ser. 
De vuelta a su último disco, puso voz a Camino de rosas, el single que ahora suena en las emisoras musicales del país y que dio el testigo al segundo medley de la velada. Esta vez más íntimo, con otras cuatro piezas inherentes a su discografía: Enséñame tus manos, Para que me quieras, Hay un universo de pequeñas cosas y Me iré.

Repaso a dos décadas
Apenas dejó canciones recientes por tocar, aunque sí se echaron de menos muchos de sus clásicos, de esas canciones que forman parte de la vida de sus seguidores. Muchas se pidieron, pero tras más de dos décadas de carrera, resulta imposible contentar a todos. Y eso que ayer sonaron una treintena de los ritmos de su repertorio.
Y nada hubiera sido posible sin su banda, sus chicos y chicas, esta vez en igual proporción. Cinco y cinco, con un protagonista: Alfonso Pérez, un barcelonés al piano.
Se oyó y se coreó como la que más Corazón partió, el clásico entre los clásicos, también Y, ¿si fuera ella?, Amiga mía y Mi soledad y yo.
Sobrepasada la medianoche, se bajó el telón. Horas antes, al filo de las seis de la tarde, Alejandro Sanz, en su cuenta en Twitter, escribió: "Alicante, voy para ti". Un mensaje que cerró con un guiño de ojo muy suyo. Pero no sólo fueron palabras. El madrileño vino a Alicante, a Elche para ser precisos, para demostrar que, pese a que pasan los años, él sigue en la cresta de la ola. Sus letras no cambian, evolucionan, sus estrofas siguen jugando con el infinito, conservando la complejidad de unos versos trabajados. Él tampoco cambia. En todo caso, mejora. Pero él no se conserva en barrica, prefiere compartir su música. Y como los buenos vinos, lo hace con toda una explosión de matices. Ayer lo demostró sobre el escenario de IFA, en un viaje por las emociones, donde la música siempre queda.

http://www.diarioinformacion.com/cultura/2013/06/09/queda-musica/1383152.html


4 comentarios:

Mari Pau dijo...

Que Pere no et llija les teues vehemències cap al susodicho Sanz jeje

Conchi dijo...

Que llija el que vullga. O és que els homes no tenen mals pensaments? Mentre que es queden en pensaments no hi ha problema.

Mari Pau dijo...

Mals pensaments o bons, segons es mire jeje trobe que per a tu bons jeje i el que vinga darrere que tanque la porta.

Johnny dijo...

A sobrevivido al paso del tiempo y su talento lo atestigua. Buen interprete y mejor compositor.