domingo, 20 de mayo de 2018

Alas negras y chocolate amargo



A los que echan pestes de internet, tengo unos cuantos ejemplos de los aspectos positivos que presenta para rebatirlos. Aquí va uno:

Gracias a una página de Facebook sobre Benedict Cumberbatch, conocí a Sonsoles Fuentes. En la amistad que entablamos en esta red social me enteré de que es una autora con varios ensayos y novelas publicados. Me picó el gusanillo de leer algo suyo y me puse en contacto con ella para ver qué recomendaba y, ya puestos, pedirle el favor de que me lo mandase dedicado, previo pago por mi parte del importe del libro más los gastos de envío. Fue tan amable de enviarme su última novela Alas negras y chocolate amargo.

Dio la casualidad que tengo acumulados más de una docena de libros por leer, de modo que no le aseguré que me pusiera con ella antes de vacaciones. De todas maneras, en cuanto terminé el que tenía entre manos e hinqué el diente en este domestic noir (definición de la autora). Me sumergí en la historia de dos hermanas, cuyas voces alternadas nos introducen en sus vicisitudes externas y, sobre todo, de su mundo interior. A través de sus vivencias y pensamientos complementarios vamos reconstruyendo sus vidas y las de las personas que con ellas interactúan. No todas son "seres queridos", como se suele calificar en tales casos, sino que encontramos personajes detestables en mayor o menor medida.



La novela aborda temas tan acuciantes como la salud mental, todavía tan estigmatizada, o, lo que más me ha impresionado, cómo la violencia de género psicológica puede ser tan aterradora como la física sin ningún golpe de por medio. A las dos hermanas, Carolina y Estefanía, les cuesta reconocer que, más que princesas por nombre, son reinas de su propio destino. Junto a ellas, las otras mujeres de sus vidas: madre, tías, amigas, formando un grupo matriarcal de protección que, lejos de ser perfecto, muestra un ejemplo de sororidad a seguir. Frente a lo fácil que sería caer en el maniqueísmo, la autora también nos muestra personajes masculinos positivos. Por ponerle un pero, no me ha sorprendido la revelación del giro final. Será que estoy en sintonía con la autora, pues yo habría ideado lo mismo. De lo que estoy segura es que no lo habría escrito tan bien como ella, de quien destaco la fluidez narrativa y la construcción de personajes.

Si queréis comprarlo, este es el enlace. En caso de que os apetezca que Sonsoles os lo dedique, me lo decís y os pongo en contacto con ella.


1 comentario:

Sonsoles Fuentes dijo...

Gracias, Conchi, por tus comentarios. No imaginas cuánto me alegra que destaques que la novela no cae en el maniqueísmo. Le tengo mucha fobia. ¡Que lo que une Benedict Cumberbatch no lo separe ni Dios! Un abrazo.