martes, 8 de mayo de 2018

Roman J. Israel, Esq.



Sinopsis:
Roman J. Israel, Esq. se sitúa en el lado oculto del saturado sistema penal de Los Ángeles. Denzel Washington interpreta a un abogado defensor idealista y con vocación, cuya vida cambia drásticamente cuando su mentor, un icono de los derechos civiles, muere. Cuando es contratado por una empresa dirigida por uno de los antiguos estudiantes del legendario hombre, el ambicioso abogado Geoge Pierce, y comienza una amistad con una joven luchadora por la igualdad de derechos, una turbulenta serie de eventos desafían el activismo que siempre ha definido la carrera de Roman.

Al ver que esta película se estrena este fin de semana me acordé de que la tenía descargada desde hacía semanas, en la temporada previa a la entrega de los Óscar, premio al que optaba Denzel Washington como mejor actor. No ganó: no es por quitarle mérito, pero la composición de Gary Oldman como Churchill en El instante más oscuro lo superaba.

El inconveniente de esta película es que plantea un dilema moral que hace pensar al espectador y lo saca de su zona de confort porque no tiene claro qué haría en ese caso. Puede que eso no os parezca un problema a priori. Cuando ha tardado tanto en estrenarse en España y dudo que haya recaudado mucho en la taquilla de su país demuestra que el espectador medio prefiere (¿preferimos?) una trama masticada donde se vea bien clarito quiénes son los buenos y quiénes los malos. Tampoco ayuda que trate un tema judicial propio de Estados Unidos con el que poco nos podemos identificar. Y, la verdad, es un poco aburrida.

Me ha sorprendido agradablemente Colin Farrell, un señor que nunca me había gustado ni profesional ni personalmente. Admito que está muy ajustado en el papel de abogado ambicioso.

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