miércoles, 25 de junio de 2008

Periplo andaluz (1ª parte)

Calle San Miguel, Torremolinos


Con la furgoneta nueva dispuesta a cubrir los casi 500 kms de distancia, madrugamos para llegar antes de la hora de comer. Menos mal que tiene aire acondicionado ya que se nos ocurrió viajar en los días más calurosos del año.

No iba muy ilusionada, la verdad. La víspera de salir, buscando por la red fotos del hotel Costa Lago para colgarlas en el blog, me topé con páginas donde el personal dejaba opiniones sobre dicho establecimiento. La mayoría, tirando a negativas, echando pestes sobre la comida, las habitaciones, los empleados, las instalaciones, etc. Dios mío, pensé, dónde me voy a meter, con razón el precio era tan asequible. Respiré aliviada cuando, in situ, comprobé que casi todas eran exageraciones de gente acostumbrada a viajar por todo lo alto, supongo. Si bien es cierto que para ser un hotel de 4* muchos aspectos serían mejorables, yo regresaría gustosa si no estuviese tan lejos de casa. Aparte de la dureza espartana de las camas y los fallos del aire acondicionado, todo lo demás estupendo: la cercanía a la playa, el bufé libre en las tres comidas, variado y apetitoso (sí, amig@s mí@s, me temo que he cogido algún quilillo). Como teníamos contratado el régimen de todo incluido, podíamos también beber cuanto quisiéramos. Ni Pedro ni yo somos de mucho alcohol, pero allí había guiris que se la pasaban cerveza va cubata viene. A media mañana y a media tarde había piscolabis en la piscina que nunca llegamos a probar pues estábamos llenos. Tampoco nos acercamos a los espectáculos de animación nocturna: aunque Pedro prefería quedarse en la habitación viendo el fútbol, podría haber ido sola pero no me llamaban la atención al estar dirigidos sobre todo a guiris.


Puerto deportivo de Fuengirola
Una mañana nos acercamos a Torremolinos centro. Error: aparte de que no había nada interesante para ver pese a lo que nos habían dicho en la Oficina de Turismo, el tráfico era caótico y todas las numerosas plazas de aparcamiento para discapacitados estaban ocupadas, la mayoría por coches que no llevaban la tarjeta de discapacidad. Al fin llegamos a la Calle San Miguel, al parecer la más importante, peatonal, repleta de tiendas.
Marbella
Otro día nos acercamos a Fuengirola, Marbella y Puerto Banús. De la segunda, parada obligada en la Plaza de los Naranjos, también peatonal, donde se halla el Ayuntamiento que tanto ha dado que hablar en los últimos lustros. Recorrimos en coche (imposible aparcar) la llamada Milla de Oro de Puerto Banús con los hoteles de lujo como el Guadalpín y las tiendas de poderío.
Además de estar colgada al teléfono buena parte del tiempo, el día de mi cumpleaños cuando acabábamos de cenar, Pedro puso sobre un pedazo de tarta de frutas un palillo, le prendió fuego para que soplase la velita figurada, lo que conllevó la felicitación de los huéspedes de las mesas contiguas. Continuará...
Ayuntamiento de Marbella

3 comentarios:

Mari Pau dijo...

Qué be, Conchi, rebre de la teua part un informe detallat del teu viatge. Continua, que en vull méssss.

Unknown dijo...

Yo tambe en vull mes.

ana dijo...

Pero si deberías escribir una nóvela de tu vida, lo haces tan bien.