Como los tiempos cambian, los delitos y sus perseguidores también. En Rastro Oculto, el protagonista es una investigadora del departamento del FBI de más reciente creación: el de la lucha contra el crimen virtual. La película cuenta la historia de un asesino que cuelga sus crímenes en la red. El destino de sus víctimas depende del público: cuantas más visitas registre su página web, más deprisa morirán. El departamento del FBI especializado en el cibercrimen será el protagonista de la película encabezado por Diane Lane, una actriz de mi edad que sabe llevar los años dignamente, sin estiramientos ni bótox como muchas de sus coetáneas. La chica está bien en su papel, pero los polis que la acompañan carecen de interés.
Internet es una fuente de información y de diversión, pero el anonimato que permite la red también potencia la curiosidad malsana. Una película que nos ayuda a reflexionar sobre la influencia de los medios en Internet y la falta de escrúpulos de algunos individuos que aprovechan el anonimato de la red. Un thriller interesante a priori pero que se pierde en las buenas intenciones iniciales para acabar por senderos trillados dejando un cierto regusto a telefilme de sobremesa.
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