lunes, 27 de octubre de 2008

PRAU JURÁSICU



Por si fuera poco con la que está cayendo (y nunca mejor dicho) entre diluvios locales y desplome bursátil, me temo, amigos y amigas del blog, que he de dar una preocupante y potencialmente catastrófica noticia: se ha descubierto un magnífico yacimiento de ámbar en Cantabria, junto a la cueva del Soplao. ¿Qué puede haber de malo en ello, os preguntaréis? Pues que en esos trozos de ámbar, algunos de ellos de primerísima calidad y gran rareza, se han conservado perfectamente algunos insectos. ¿A que ya os va sonando?
Sí, amigos, parte de la fauna insectil del Cretácico medio, justico antes de que se extinguieran los dinosaurios, se ha conservado en perfectas condiciones en esos trozos de piedra semipreciosa fosilizada. Eso incluye avispas, arañas tejedoras, moscas tigre… y muy probablemente, mosquitos trompeteros.
Así pues, el peligro de que la insaciable e insana curiosidad del hombre, unida a su codicia, den como resultado la recreación de aquella raza de aquellos magníficos y peligrosísimos animales puede que ya no sea asunto de ficción, sino que esté ahí, a la vuelta de la esquina.
Hay que tener en cuenta, además, que aquí en Cantabria nos pirramos por los parques temáticos con bichos. Puede que de Cabárceno a Prau Jurásicu (o Dinoprau, que también se podría llamar así) no haya más que una delgada línea que se puede cruzar en cualquier momento. Pensad que en el Centro de Investigación Biomédica de Valdecilla hay ahora un secuenciador genético que se podría utilizar para estos siniestros fines. Y si no fuera posible, Revilla es muy capaz de ordenar a sus muchachos de la Consejería de Innovación que fabriquen uno a partir de una ordeñadora automática. Todo para fardar de las iniciativas de progreso que se llevan a cabo en Cantabria en el programa de su amigo Buenafuente.
Lo bueno del asunto es que, hoy por hoy, la falta de financiación es un factor que juega a nuestro favor. Si el gobierno central no nos da para carreteras y autovías, menos para volver de nuevo a la vida a unos bichos de más de seis metros de altura con la boca llena de dientes enormes y afilados. Claro que Revilla siempre podría argüir que, dado el declive de la cabaña ganadera, las chuletas de brontosaurio podrían ir de perlas para cubrir nuestras necesidades alimenticias. Y también está el peligro de que, con esto de la globalización, uno de esos nuevos millonarios rusos con más dólares que seso ponga la pasta: si ya tenemos a empresarios japoneses invirtiendo en Cantabria para la producción de trigo sarraceno con el que hacer fideos nipones, lo mismo puede ocurrir con esto otro.
Porque no os engañéis: en el momento en que se les meta entre ceja y ceja y lo consigan, nadie podrá estar seguro. Si cada dos por tres se nos fuga un hipopótamo de Cabárceno, imaginaos un velociraptor. Además, lo más probable es que encomienden la gestión del parque a los de Cantur… No, es una perspectiva demasiado horrible, siquiera para pensarla.
Así que la pregunta es ¿cuánto tardaremos en ver a un tiranosaurio campando a sus anchas por el Sardinero?
Por si alguien lo duda, la Bordíu no cuenta: me refiero a los otros tiranosaurios.
En fin, si alguien se siente con ánimos de enfrentarse a esa espeluznante información, aquí os dejo el enlace.
http://www.eldiariomontanes.es/20081027/cantabria/hallazgos-ambar-convierten-territorio-20081027.html
Que Dios nos coja confesados.

4 comentarios:

Conchi dijo...

Carolina, no os priváis de nada en tu tierra. ¡Y yo que pensaba que los dinosaurios sólo quedaban en Galicia! El señor Fraga se alegrará de encontrar coetáneos.

Lo que no os consiento a los cántabros es que tengáis más afición a los parques temáticos que en la Comunidad Valenciana. Aquí das una patada y brotan siete. Y si no, daos un garbeo por Benidorm y veréis.

carolina dijo...

Cierto, Conchi, cierto, pero es que en proporción Nº de parques/habitantes/producto interior bruto no creo que os andemos muy a la zaga. Lo que pasa es que aquí en Cantabria hacemos las cosas a más pequeña escala. Tenemos un Dinopark de bichos de plástico en Camplengo, poblados cántabros (2 por lo menos), la ciudad fantasma del cine, el parque tecnológico y científico que están en sus cimientos... y seguramente muchas más cosas de las que no estoy informada.
Aun así, he estado comentando el asunto y ya estoy mucho más tranquila. Gente que conoce los entresijos de la adminstración autonómica mucho mejor que yo me ha asegurado que lo más probable es que, si mis temores resultaran ser ciertos, la idea la acabarían realizando en otro sitio: el País Vasco... o tal vez la Comunidad Valenciana, ja, ja, jaaaa

Mari Pau dijo...

Qué gracia, Conchi, la comparación con el señor Fraga.
Carolina, en cuanto a lo de conseguir un dinosaurio a partir de estos insectos ambarizados, no se puede porque el ADN lo tienen muy dañado y aunque se mezcle con el de rana (como en la película) no saldría exactamente un dinosario ni nada.

carolina dijo...

Pfiuuu, menos mal. Gracias, Mari Pau, ya me quedo más tranquila. No obstante, he oído por ahí que el ADN de champergo es mano de santo para estas cosas. Bueno, total, lo peor que nos puede pasar es que de los experimentos nos salgan las ranasaurios.
Otro rumor que he oído es que están considerando la opción de utilizar un ADN de organismos fosilizados que han sobrevivido desde esa época hasta la actual, como el nautilus, el celacanto o la duquesa de Alba.