Osito y manicura

Hace unas semanas mi hermano y mi cuñada volvieron a Australia a asistir a la graduación de mi sobrina Sonia en la University of New South Wales de Sydney. Como recuerdo, me trajeron este precioso osito de peluche graduado. Pensé en hacerle una foto para que lo vierais y, de paso, acceder a la petición de Ana de ver mis uñas.

Esto último se debe a que en Twitter comenté: La primera vez que me pinto las uñas de turquesa. ¿Demasiado trasgresor para mi edad? Mi madre dice que mis uñas turquesa están feas, que los únicos colores aceptables son el rojo o el rosa. Pero, claro, en la época de mi madre el sumun de la elegancia era llevar zapatos y bolso combinados. Las modas cambian y nosotros con ellas.

Nuestra amiga Ana replicó que  debería poner foto, para juzgar. Aunque la edad no está en el DNI.

A lo que respondí: Como amiga mía, no estás para juzgar sino para decirme siempre lo guapa y lo joven que estoy, que es lo que haría yo contigo.

Pero Ana, haciendo gala de empirismo, insistió en quería la prueba física para certificar y dar fe. Es decir una sentencia fundamentada en una prueba objetiva.

Pues aquí está. Con la diferencia de que ese día mis uñas eran bicolores: turquesa y lila. Según mi ahijada Laura, la que me las pintó, se llevan así, incluso con una uña de cada color.

Os toca opinar.