jueves, 3 de mayo de 2018

Vengadores: Infinity War



Sinopsis:
El todopoderoso Thanos ha despertado con la promesa de arrasar con todo a su paso, portando el Guantelete del Infinito, que le confiere un poder incalculable. Los únicos capaces de pararle los pies son los Vengadores y el resto de superhéroes de la galaxia, que deberán estar dispuestos a sacrificarlo todo por un bien mayor. Capitán América e Iron Man deberán limar sus diferencias, Black Panther apoyará con sus tropas desde Wakanda, Thor y los Guardianes de la Galaxia e incluso Spider-Man se unirán antes de que los planes de devastación y ruina pongan fin al universo. ¿Serán capaces de frenar el avance del titán del caos? 


El lunes, aprovechando que tenía puente, fuimos al cine a ver, cómo no, Vengadores Infinity War. Encuentro muy difícil comentarla sin incurrir en los tan cacareados y temidos spoilers. Lo que sí diré es que el público no sale de la sala con el mismo ánimo que con las otras películas del universo cinematográfico de Marvel. La explicación, supongo, es que continúa con otra que se estrenará el año que viene.


Desde hace unos días me estoy empachando de entrevistas a todos los Vengadores donde, por supuesto, no sueltan prenda. Las conversaciones son sumamente distendidas, llenas de humor y jolgorio, porque, según la deducción a la que he llegado a posteriori, ningún periodista había visto la película completa sino un fragmento que no llegaba a la media hora. Anda que no son listos los que llevan esos temas de promoción.

Volviendo a la película, es un festival para los que hemos visto sus hermanas mayores (por edad) en los últimos diez años. La enorme dificultad de conjugar tantísimo personaje y darles a todos su momento protagónico, mérito tremendo, se resuelve con acierto al dividirlos en dos grupos en buena parte del metraje.


Aquí, más que nunca, se pone en relieve la importancia de la unidad, por encima de egos, para formar un frente común contra Thanos, quizás el villano marvelita de más empaque y crueldad. El humor, marca de la casa, se reduce, y la presencia y la sensación de mortalidad provoca que surja el verdadero superhéroe interior, más allá de los superpoderes que cada uno posea.


¡Y cómo está mi Doctor Strange! Más guapo que en las entregas anteriores, aunque parezca imposible. Bendito el personal de maquillaje que, cuando al pobrecito le hacen daño, le colocan la herida de tal manera que resalte ese pómulo ebúrneo que adoramos las benedictinas.

En fin, se me va a hacer eterno el año que falta para ver la continuación de esta megaaventura.

2 comentarios:

hermione dijo...

Mira que tiene mérito escribir una reseña y no reventar la película, yo aún no he podido verla y casi me sé la trama...impecable, como siempre.

Conchi dijo...

Gracias, Sara, por leerme y comentar. Besotes.