Sinopsis:
Philippe Abrams es el encargado de una oficina de correos en la preciosa cuidad de Salon-de-Provence, al sur de Francia. Julie, su mujer, padece episodios depresivos que convierten la vida de Philippe en un verdadero infierno. Así que en un intento de animarla, Philippe hace trampas para que le trasladen a la Riviera francesa. Pero le cogen y le envían a una pequeña ciudad en el norte de Francia llamada Bergues.
Los Abrams son el arquetipo de la gente del sur que siente horror por el norte del país, un lugar inhóspito donde siempre hace frío y con un dialecto enrevesado e incomprensible llamado "ch´ti". Así que Philippe irá solo a su destino. Pero para su sorpresa, el lugar es absolutamente encantador y la gente con la que trabaja es cariñosa, amable y acogedora. Se hace amigo de Antoine, el cartero del pueblo y el que se ocupa del carillón de la iglesia. Tiene muy mala suerte en el amor y una madre posesiva.
Cuando Philippe regresa a Salon, Julie no se cree que le guste vivir en el norte. De hecho, está convencida de que le miente para no perderla. Para complacerla y hacerle la vida más fácil, Philippe le hace creer que lo pasa fatal en Bergues.
A partir de eso momento se sumerge más y más en una mentira piadosa. Durante dos semanas, él y Antoine se lo pasan genial en el norte, y luego, el fin de semana, su mujer, que va superando su depresión, se desvive por él. Todo va a las mil maravillas hasta que Julie decide irse con Philippe a Bergues para ayudarle a superar lo que ella cree una experiencia traumática.
Philippe se ve obligado a decir a Antoine y al resto de sus empleados que le ha contado a su mujer que son una panda de bárbaros. Les suplica que se comporten como si lo fueran para taparle y para que Julie, asustada, se marche lo antes posible. Los empleados de Philippe se prestan a regañadientes a la pantomima y le hace la vida imposible a Julie.
Pero Julie los descubre...
De vez en cuando películas como ésta me hacen recobrar la fe en la comedia. Una historia corriente con mucho ingenio se convierte en algo refrescante y divertido. Trata de la lucha entre tradición y modernidad, un alegato contra los perjuicios sobre esos pueblos lejanos, las características de sus habitantes mal considerados como paletos, y el lenguaje peculiar de la zona que a veces resulta difícil de comprender para el foráneo y que, por consiguiente, provoca situaciones cómicas. Me imagino que a los traductores, adaptadores y dobladores les habrá supuesto un esfuerzo añadido encajarlo todo.
Curioso es que en Francia, su país de origen, haya sido la película más taquillera de todos los tiempos, una historia familiar, cargada de buenos valores, en contraposición a la violencia gratuita de la factoría Besson que es lo que más se exporta del cine galo. Nos mofamos de su chovinismo, pero más de una vez tendríamos que aprender de ellos.
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