martes, 10 de marzo de 2009

Twilight


Acabo de terminar de leer “Twilight” (“Crepúsculo”), la primera entrega de la saga vampírica adolescente de moda. En la biblioteca no estaba, así que tenía la intención de regalársela a Pedro, que gusta de historias de vampiros, licántropos y seres de pelaje similar. Y eso que aún no hemos visto la película porque no nos han hablado precisamente bien de ella. A todo esto, me cuenta mi sobrina que, enganchada por la primera novela, se ha comprado toda la saga en inglés. Aunque hace siglos que no me leo un libro en inglés, echo los restos y se la pido. Evidentemente no entendía todo pero tampoco quería amargarme con el diccionario a cuestas. Como por el contexto deducía más o menos el significado de las palabras desconocidas, seguía adelante.
Menos mal que no tuve la ocasión de comprarle el libro a Pedro. Durante más de dos tercios del medio millar de páginas no pasa nada aparte de la núbil historia de amor entre Bella, la jovencita inexperta y no agraciada en exceso con la que cualquier chavalita podría identificarse, y Edward, el hermosísimo vampiro cuya belleza sobrenatural se nos recalca hasta diez veces por página por lo menos. Normal que las niñas estén loquitas por él; yo lo habría estado de haberla leído a mis 16 años. Hay que reconocer que el actor que lo encarna no está nada mal, a pesar de lo yogurín que es para mi gusto.
Con todo, la historia me pareció muy flojita. Me recordó a aquellas novelitas que regalaba la revista Súper Pop en mis tiempos, donde la protagonista tenía la fortuna de que a la casa de al lado se mudara un chico de su edad que estaba buenísimo y que, contra todo pronóstico, se enamoraba de ella locamente. Siempre me quejaba entonces de que en mi calle nunca había vecinos nuevos, mucho menos de aquel calibre. Eso sí, la novela de la que os hablo es más light que las de la revista donde la parejita solía pasar a mayores.
La acción que aparece en el último tercio surge de manera precipitada e inverosímil, demasiado forzada. A pesar de todo, la romántica adolescente que llevo dentro disfrutó del final y, en general, de la lectura, de modo que, si mi sobrina no se enfada por esta crítica, ya me pasará más adelante la segunda entrega.

4 comentarios:

Sonia dijo...

Yo no sé en tu época cómo sería la Super Pop... pero está claro que muchísimo mejor que en la mía!

No me lo puedo creer, cómo la pones tan mal???? A lo mejor el Oxford Pocket a mano hubiera sido buena idea...

Es el mejor libro que he leído, seguido de los otros tres que forman la saga. Edward Cullen forever!!

Conchi dijo...

¿Mal la he puesto? Si hubiese querido ponerla mal, la habría masacrado. ¡Si hasta digo que disfruté de ella!

Es posible que sea el mejor libro que hayas leído, no me cabe duda. lo que implica que te queda mucho por leer en tu joven vida.

P.D. Lástima no haber guardado las novelitas de la Súper Pop.

Mari Pau dijo...

A ver, esta es una historia de amor adolescente (no de terror) para mi bonita, sin pretensiones de llegar a premio Nobel (y a mí me aburren a veces los premios Nobel) Y os aseguro que las novelas de Jazmín que me leía yo en mi adolescencia eran muchos peores, viendolas desde mi actual perspectiva: machistas a tope y con el macho con aires de superioridad, mal escritas etc...

carolina dijo...

Bueno, bueeeeno, haya paz.
Yo no la he leído, pero confieso que la reseña de Conchi me ha picado aún más para sacármela en préstamo de la biblioteca y si me gusta, comprármela.
Eso no quita para que sus valores literarios "de qualité" sean discutibles, pero en mi opinión, ni falta que hace que los tengan. Ya sé que la función de la literatura es elevar el espíritu y todo eso, pero también lo es construir mundos e historias que nos hagan soñar. Si "Crepúsculo" lo consigue, pues no le falta mérito.