No viajamos solos a Barcelona sino que se nos unieron mi amiga Nati y su hijo Marc, que el miércoles 18 cumplió 12 años. Con ellos a bordo, el trayecto se nos hizo más llevadero. No nos acompañaron al programa pues es para mayores de edad.
El martes lo dedicamos a recorrer Barcelona, la ciudad más cara de España pero también la más accesible y adaptada para discapacitados. Nuestro hotel de 3* tenía una única pega: una cama demasiado pequeña para albergar la serranía de nuestros cuerpos; por lo demás, poseía una situación inmejorable, al lado de la plaza de Catalunya, centro neurálgico de la ciudad. Considerando que el tráfico de la urbe era demencial, aparcamos la furgoneta y tomamos el Bus Turístic: con un billete se puede subir y bajar en los principales lugares turísticos a lo largo del día. La mañana la empleamos en dar una vuelta completa para tomarle el pulso de esa maravillosa ciudad que tanto tiene para ver. Casualidad que nos encontramos en el bus a Vicent Rambla, vicepresidente del Consell de la Generalitat Valenciana. Bajamos en la parada de la Sagrada Familia, templo inacabado del genio de Gaudí, que puede gustar o no pero a nadie deja indiferente.
1 comentario:
Me acuerdo que también fuí contigo a la Sagrada Família.
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