martes, 26 de marzo de 2013

A mí que me registren



Sinopsis:
En su monólogo, Santi Rodríguez tratará las dificultades con las que se enfrenta a diario en la actual vida moderna y la manera de afrontarla. 
El cómico cuenta en una mezcla entre realidad y ficción sus problemas con las nuevas tecnologías que han invadido la vida de las personas de su generación y hace una cronología de dichos problemas, aunque empieza narrando todas las cosas que tuvo que aprender en el colegio y que ahora no le sirven para nada.
Pero todas estas aciagas experiencias parecen haber servido para algo, al menos para lograr que el público que asiste a sus representaciones logre una buena dosis de risas y carcajadas, lo cual, dados los tiempos que corren, es más de lo que muchos consiguen.

Dado que la vida está chunga, que antes de cobrar el jornal ya me lo he gastado en pagos varios, mi rebelión de indignada consistió en darme el capricho, por un precio asequible, de ir el pasado viernes al Teatro Principal de Alicante a ver el monólogo A mí que me registren  de Santi Rodríguez, quizá más conocido como el Frutero de Siete vidas.

Con tanto diluvio de disgustos, necesitábamos desconectar y mejor aún si era con risas. Durante dos horas el humorista no paró de llevarnos de una situación hilarante a otra. No importaba que muchas de ellas ya las hubiese visto en El club de la comedia: la televisión nunca podrá desbancar un espectáculo en vivo. Qué panzada de reír, por Dios. La gracia de un monólogo, además del arte y la vis cómica del intérprete (a Santi le sobran ambos), reside en la identificación del espectador con los sentimientos y experiencias relatadas, por muy disparatadas que sean. Se nota cuando el público, entre carcajada y carcajada, asiente con la cabeza porque alguna vez ha pasado por ahí.

Muy recomendable. De todo corazón.

1 comentario:

Johnny dijo...

Con el ir y venir del mundo actual, esos momentos son sagrados y no deben de faltar de vez en cuando. Reir el alimento para el alma, dicen.