Mirad qué guapas están mis brujitas, junto a otros monstruitos, la noche de Halloween. Cuando salí de trabajar a las 9 de la noche me encontré con muchos grupitos de niños y madres disfrazados. Daba gusto verlos, a pesar de lo siniestro de los disfraces. Lástima que la noche fuese fresca; de lo contrario, seguro que me habría topado con más.
El frío, sin embargo, no impidió a chavales mayores a dedicarse a hacer el gamberro manchando calles y fachadas de huevos estrellados, romper cristales (por ejemplo, uno de la puerta de entrada de donde vive mi hermana) e incluso volcar coches. ¿No podrían quedarse solo con el aspecto lúdico de la fiesta? No veo qué diversión supone atentar contra la propiedad pública y privada.
2 comentarios:
Aquí a mi casa también vinieron dos, una de brujita, con lo del truco o trato. Les dí un par de chocolatinas.
Son las mas bellas brujitas!!! Que mal por los que causaron destrozos, eso no se ve por acá a pesar de la violencia que impera en el país, todo fue en paz, solo pedir dulces por las casas.
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