El domingo 15 estuvimos en la boda de Sergio y Gemma, que también bautizaban a su hijito Sergio. En la iglesia, me hizo gracia que el cura tuviese que indicar a contrayentes, padrinos e invitados cada uno de los pasos del ritual porque estaban más perdidos que un pulpo en un garaje.
En el banquete enviamos el régimen a hacer puñetas. Comimos de todo, pero, eso sí, con moderación. El menú fue delicioso, o así nos lo pareció después de tanto tiempo sin catar semejantes manjares: tras unos deliciosos aperitivos, de plato principal pedí cordero al horno que se deshacía en la boca, y de postre, por supuesto, la tarta nupcial.
Desde aquí, mis deseos de la mayor felicidad para los recién casados.
2 comentarios:
Pues eso, felicidades a los novios.
Que sean muy felices.
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