jueves, 26 de marzo de 2009

En el programa de Buenafuente


Del 16 al 18 estuvimos en Barcelona. El principal motivo de nuestra escapada era asistir al programa de Buenafuente. Encontrar el polígono industrial de Sant Just Desvern, donde se halla el estudio en el que se graba, fue una odisea, ya que la calle no figuraba en el GPS. Una vez allí, tras pasar por un detector de metales, meten al público en un local donde nos obsequiaron con un “suculento” ágape consistente en un sándwich y una botella de agua. Se nota que son catalanes. También nos hicieron firmar un documento en que cedíamos nuestros derechos de imagen, supongo que para evitarse posibles pleitos y malos rollos. Antes de pasar al plató, nos ofrecieron una copa de cava (que no tomamos), quizá para que el personal fuese entonándose.

Ésa era la labor del animador, caldear el ambiente, “calentar” el público. El chaval, en plan comediante, nos provocó carcajadas y nos explicó que cuanto más riésemos y aplaudiésemos, mejor, además de indicarnos cómo debíamos reaccionar ante ciertos chistes de Andreu. Me llamó la atención que el decorado es mucho más pequeño de lo que parece en pantalla: las cámaras saben cómo sacarle partido. Por cierto, prohibidísimo hacer fotos al plató y a lo que allí sucediese. Al no poder subir a las gradas, a Pedro y a mí nos colocaron al lado de la orquesta, con Joan Eloi, capitaneada por Frank Mercader, que nos dieron marcha, nos hicieron cantar y dar palmas con sus rocks.

A continuación salió Andreu con el consiguiente fragor de los espectadores, acercándosenos vaciló un rato y acabó así por predisponernos a pasarlo en grande. El programa se graba en lo que se llama “falso directo”, casi de un tirón pero empezando sobre las 8 de la noche en lugar de las horas intempestivas a las que se emite. Es la mar de interesante ver cómo las cámaras se mueven alrededor de Buenafuente mientras que él aparenta no verlas. En todo momento, especialmente en el monólogo, Andreu puede leer el texto en una pantalla pero el tío tiene tantas tablas que parece que improvisa. Durante la entrevista a Blanca Portillo también tenía las preguntas escritas en el teleprompter (o como se diga) pero no hizo el menor caso: se notó que Blanca es amiga suya y sabía cómo seguirle la conversación sin necesidad de ayuda.

En representación de la alfarería de Agost, se me ocurrió llevarle un botijo. Bastante avanzado el programa, Berto y él comentaron los obsequios que habían recibido, entre ellos el botijo: nombró Agost, me nombró a mí y la cámara nos tomó un plano a Pedro y a una servidora. Conté, pues, con mis segundos de fama en la tele nacional. De poco me sirvió pues aparte de la familia nadie me vio, dado que tal momento se transmitió a eso de la una y cuarto de la madrugada. Acabado el programa, hicieron un breve descanso, amenizado por la banda, mientras Buenafuente se cambiaba de ropa, ya que iban a grabar parte del programa del jueves. Quizás martes o miércoles grabasen el resto del programa de modo que el jueves no trabajarían.

Antes de que os extrañéis, no, no hubo opción de fotografiarme con nadie: seguridad máxima, repito.

En resumen, nos lo pasamos pipa: en directo es mucho más divertido que en televisión y me encantó cumplir esta ilusión que me rondaba desde hacía tiempo. No me importaría repetir la experiencia en otra ocasión.

5 comentarios:

ana dijo...

Que sepas que mis sobrinos sí te vieron, me comentaron que dijeron lo del botijo y tu nombre, que saliste en primer plano junto con Pedro, pero que no pudieron apreciar si estabas en la grada o no, tampoco que se viera la silla de ruedas. En mi pueblo no se veía ese día la Sexta, aquí la electricidad, la señal de la televisión tiene fallos con mucha frecuencia. Recordar que vivo en la Zona de Extremadura con menos recursos e inversión, aunque la fama la tenía "Las Hurdes" ahora las Villuercas estamos muy por delante de ellos. Je, je

Mari Pau dijo...

Pues que sepas también que un alumno mío de Callosa (de nombre también Marc) te vió y me lo comentó y yo le dije que eras mi íntima amiga. Así que ya ves, eres famosa del botijo ja ja...

Mari Pau dijo...

Y hay que ver el éxito que tiene regalar un botijo. A una señora escocesa amiga nuestra le regalé uno y se puso contentísima, no sabía para que sevía ni le intesaba beber de él, lo puso en su estante en un lugar de honor. Un trofeo de nuestra tierra, vamos. Agost city famoso in the world wide.

maria esther dijo...

Me gustaria ver el DVD.

Conchi dijo...

Me gustaría mostrártelo en dvd pero sólo lo tengo en vídeo.