La mañana del miércoles 18 fuimos a desayunar a un Starbucks que estaba casi al lado del hotel. Os parecerá una tontería pero me hacía ilusión pedirme un frapuccino de chocolate que estaba de vicio, menos mal que me pedí el pequeño que no pude acabar. Y menos mal que convencí a mi amiga para compartir la porción de tarta de chocolate (¡mmm!) en lugar de pedir una cada una como ella pretendía. Estaban de vicio. Que conste que, una vez en casa, he vuelto al régimen.
Bien alimentadas, paseamos por las famosas Ramblas disfrutando de su colorido y bullicio, de camino al Barrio Gótico. Me extrañó que en la Catedral no cobrasen entrada, quizás el único lugar de Barcelona con acceso gratuito.
Comimos de camino a casa adonde llegamos a media tarde, reventados pero con las pilas recargadas hasta la próxima que me temo que no será muy próxima puesto que salir de casa supone un desembolso considerable y en los meses siguientes me vienen demasiados pagos como para poder ahorrar.
3 comentarios:
Pues,que suerte tienes,a mi me cobraron cinco por entrar a la catedralcuando estuve en noviembre.
Jo vaig anar quan vam tornar del creuer i crec que no em van cobrar res (quins viatges més bons vam fer, Conchi); ara haguera volgut viatjar amb Vicent però encara la salut no m'acompanya, estic en un estricte règim i em senta mal tot si me n'isc).
Encara sort que vam gaudir dels viatges quan la situació ens ho permetia!
Cuida't per posar-te bona prompte i poder viatjar amb el teu Vicent.
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