Sinopsis:
Leo Vidal, un periodista americano de investigación, recibe una importante cantidad de un misterioso mecenas para elaborar un informe sobre los ricos fondos nazis durante y después de la Segunda Guerra Mundial. Tras seguir varias pistas por Suiza, Japón y Barcelona, Vidal encuentra indicios de que una poderosa organización de extrema derecha está preparando varios golpes de estado para instaurar un nuevo régimen mundial. El hallazgo de una enigmática fotografía inédita sobre la expedición del jefe de las SS a la abadía de Montserrat parece contener la llave de la trama.
Como no me he marchado a ningún sitio, estoy aprovechando las vacaciones para leer bastante, así que ya os iré comentando mis lecturas. Esta que me ocupa hoy, prestada por mi amiga Mariló, es muy entretenida: la sombra de El código da Vinci es alargada, no cabe duda, y de ella bebe en muchos aspectos sin por ello perder su personalidad propia. Para empezar, al estar escrito por un español se nota un sano cachondeo, sobre todo con los norteamericanos, nacionalidad que tiene el protagonista. Los capítulos son cortos y acaban con la intriga necesaria para impulsar a seguir leyendo. Además, la tipografía es grande y clara, un placer para la vista. Hay una aleación de burla y de ternura. Una reivindicación del libro escrito para mucha, muchísima gente, sin complicaciones de estilo, pero que no tiene por qué contribuir a que la gente sea idiota. A no ser que la gente decida serlo. Seguro que si lo hubiese escrito alguien de habla inglesa, ya estaría la película en marcha.
Leo Vidal, un periodista americano de investigación, recibe una importante cantidad de un misterioso mecenas para elaborar un informe sobre los ricos fondos nazis durante y después de la Segunda Guerra Mundial. Tras seguir varias pistas por Suiza, Japón y Barcelona, Vidal encuentra indicios de que una poderosa organización de extrema derecha está preparando varios golpes de estado para instaurar un nuevo régimen mundial. El hallazgo de una enigmática fotografía inédita sobre la expedición del jefe de las SS a la abadía de Montserrat parece contener la llave de la trama.
Como no me he marchado a ningún sitio, estoy aprovechando las vacaciones para leer bastante, así que ya os iré comentando mis lecturas. Esta que me ocupa hoy, prestada por mi amiga Mariló, es muy entretenida: la sombra de El código da Vinci es alargada, no cabe duda, y de ella bebe en muchos aspectos sin por ello perder su personalidad propia. Para empezar, al estar escrito por un español se nota un sano cachondeo, sobre todo con los norteamericanos, nacionalidad que tiene el protagonista. Los capítulos son cortos y acaban con la intriga necesaria para impulsar a seguir leyendo. Además, la tipografía es grande y clara, un placer para la vista. Hay una aleación de burla y de ternura. Una reivindicación del libro escrito para mucha, muchísima gente, sin complicaciones de estilo, pero que no tiene por qué contribuir a que la gente sea idiota. A no ser que la gente decida serlo. Seguro que si lo hubiese escrito alguien de habla inglesa, ya estaría la película en marcha.
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