miércoles, 8 de abril de 2009

En Semana Santa


Como deformación profesional, me gusta saber el origen de palabras y expresiones. A continuación, os copio algunas relacionadas con la Semana Santa. De paso, aprovecho para desearos que la tengáis muy buena y casi que me despido hasta dentro de varios días. Tengo vacaciones hasta el 20, pero procuraré pasarme por la biblioteca para seguir en contacto.
Besos a tod@s.

Llorar como una Magdalena o ser más falso que Judas son expresiones descriptivas que usan coloquialmente los hispanohablantes sin distinción de credos, y cuyo origen está en los textos de la Semana Santa y de la Pascua.


Las escenas de la Pasión de Cristo vienen a resumir gráficamente situaciones cotidianas de sufrimiento como llevar la cruz, estar hecho un 'eccehomo' o pasar un calvario.


Jesucristo salvó a Magdalena de la lapidación a la que había sido condenada por adúltera. Ella le siguió desde entonces y lloró amargamente su pérdida. Su dolor también está plasmado en la expresión no estar la Magdalena para tafetanes, que equivale a no está el horno para bollos.


Meterse a redentor y salir crucificado es consecuencia de llevar un calvario de vida, en la que, para más inri, puedes ser víctima del nazareno.


Para más inri es una locución que significa para mayor escarnio, intención que tenía el INRI, acrónimo de Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum (Jesús de Nazaret, Rey de los Judíos), que pusieron en la cruz de Cristo, siguiendo la costumbre de anunciar por qué se condenaba al reo.


Nazarenos son los penitentes que van en las procesiones de Semana Santa, pero dar el Nazareno no es entregar a un habitante de Nazaret, sino timar a alguien. El nazareno se gana la confianza de un proveedor mediante pequeños pedidos que paga religiosamente, para después hacer uno mayor que no abona y que venderá a terceros.


El estafado se siente como un tonto de capirote, que no es un tonto con el cucurucho de cartón cubierto de tela que usan los penitentes en las procesiones.


Ese timo es más que una barrabasada, algo malo, díscolo o travieso hecho por un barrabás, como se llamaba el judío indultado por Poncio Pilatos quien, siendo gobernador de Judea, se desentendió del juicio de Jesucristo, lavándose las manos.


Distinto fue el comportamiento de Simón de Cirene, que ayudó a Cristo a llevar la cruz. Desde entonces, a quien ayuda desinteresadamente en un quehacer penoso se le llama cirineo.


Tampoco sale bien parado el gobernador de Judea en otro dicho, que comparte: ir de Herodes a Pilatos es el ir y venir que sufrió Jesús hasta que se decidió quién lo juzgaría.


También la traición de Judas ha quedado plasmada en numerosas frases (el beso de Judas o ser un judas). Esa deslealtad tiene su propio y tradicional castigo en la quema del Judas, que se representa en diferentes lugares de España y de Latinoamérica.


¡Por los clavos de Cristo! es una forma de rogar encarecidamente algo, por ejemplo que se deje de armar la de Dios es Cristo que, según el sacerdote filólogo José María Sbarbi, "es la perturbación que ocurrió en el Calvario cuando los judíos deicidas se convencieron de que el Crucificado era verdaderamente el Hijo de Dios". El escritor y paremiólogo José María Iribarren dice que "según los más, la expresión proviene de las controversias del Concilio de Nicea" en torno a la doble naturaleza humana y divina de Cristo.


Para otro erudito, Gonzalo Correas, la frase otro gallo cantaría parece proceder del pasaje de la Pasión en que el gallo cantó después de que Pedro negara tres veces a Cristo.


Mala suerte tiene aquel al que le hacen la Pascua, que es lo que se hacía en el rito judaico con el corderito que primero mimaban, luego mataban y después comían en esa festividad.


De Pascuas a Ramos es como de higos a brevas, algo que sucede de tarde en tarde.


Se puede estar más alegre que unas Pascuas sin dar la matraca, instrumento de madera de sonido ronco usado para simular el ruido de un terremoto en el Oficio de Tinieblas del Viernes Santo, y cantar como Joan Manuel Serrat los versos de Antonio Machado: "Dijo una voz popular: / ¿Quién me presta una escalera / para subir al madero, / para quitarle los clavos / a Jesús el Nazareno?...".

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