Sinopsis:
Narra el drama de Nora, una
mujer ardiente y alegre que ante la incomprensión de su marido se encierra en
sí misma, llegando a abandonar su hogar para convertirse en un ser consciente
de su destino.
Me da mucha
rabia disponer de tanto tiempo libre y no aprovecharlo para leer. Todo por
culpa del calor. Las altas temperaturas obligan a tener las persianas bajadas,
por lo que no disfruto de la luz natural diurna. Suelo salir a la calle a media
tarde a leer, pero hasta que no pase la ola de calor me resulta agobiante. ¡Y
pensar en la cantidad de libros que tomé prestados en la biblioteca y que habré
de devolver a principios de septiembre! Este es el único que he leído hasta
ahora.
Estoy segura de que había leído esta ya clásica obra teatral con anterioridad y casi segura de que la tengo por casa de mi madre. De todas maneras, he querido repasarla con el objetivo de tenerla fresca antes del estreno de la segunda parte, cuya representación espero ver en Alicante en octubre, Dios mediante, protagonizada por Aitana Sánchez-Gijón y mi querido Roberto Enríquez.
Nora es un referente a la hora de hablar de feminismo en literatura. Si incluso hoy en día muchas personas no entienden que una mujer abandone a su esposo e hijos para dejar de ser una muñeca con la que juegan otros y por fin llevar una vida propia, ni me imagino el escándalo que supondría el estreno en su época, finales del siglo XIX, por muy noruegos que fuesen.
Me ha alegrado repasar la historia y volver a reflexionar sobre ella.
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