viernes, 5 de junio de 2009

El tamaño (de la cuenta corriente) sí que importa

De vez en cuando aparecen estudios que tratan los temas más peregrinos que consiguen que me pregunte por qué se gasta el dinero, público o privado, en semejantes chorradas. El último, leído en http://www.revistaman.es/, un estudio británico concluye que el nivel socioeconómico de los hombres contribuye a que sus parejas tengan más orgasmos. Resulta que el tamaño, al final, sí que importa. Pero no el del pene, como muchos temían, sino el de la cuenta corriente. Así lo aseguran unos psicólogos evolutivos de la Universidad de Newcastle, después de estudiar una encuesta a 5.000 personas en la que se incluían cuestiones sobre su vida sexual, sus ingresos económicos y otros factores. Según los investigadores, los ingresos de las parejas quedaban directamente relacionados: a más dinero, más frecuencia de orgasmos.

El origen de la investigación, explica el mismo estudio, se encuentra en la inutilidad aparente del orgasmo y el clítoris femenino, que no tienen ninguna función reproductiva, pues las mujeres pueden quedarse embarazadas sean cuales sean sus niveles de placer. La explicación que extraen de los resultados de su encuesta es que el orgasmo femenino es una adaptación evolutiva que permite a las mujeres elegir y retener a parejas de ‘alta calidad’.

Estos estudios, además de resolver el misterio del orgasmo femenino, según ellos, claro está, vendrían a explicar por qué tipos como el millonario Donald Trump u otros carrozones con pasta se pasean con parejas cada vez más jóvenes y, al mismo tiempo, vendrían a ‘absolver’ de los malpensantes a estas guapas postadolescentes que acompañan a los ricos: no buscan sólo dinero, sino también más orgasmos. Cuánto lo dudo, viendo que algunos de esos ricachones son viejales decrépitos que me temo que pocos orgasmos podrán proporcionar.A mí me parece que este estudio tiene un cierto tufo machista, pues presenta a las mujeres, bien sin derecho a disfrutar del sexo per se sin pensar en la reproducción, bien como inconscientes cazafortunas, y exige a los hombres ser el ‘macho alfa’ o el príncipe azul que evite a su pareja todo contacto físico con el dinero. ¿Y las mujeres que trabajamos, qué? De nosotras no se dice que podamos ir con yogurines y quedar tan bien socialmente como los machotes.



Está claro que cuando tenemos las necesidades primarias cubiertas, no tenemos preocupaciones ni un estrés desmesurado, somos más felices, nos entregamos con más facilidad a los juegos, los buenos momentos y también al sexo, pero tanto mujeres como hombres, creo yo.
Llegados a este punto, la pregunta es inevitable: con la crisis económica global, ¿también nuestra pasión entrará en recesión? Será por eso que Obama suministra viagra gratis a los parados de su país.

1 comentario:

carolina dijo...

Vayamos al grano y analicemos semejantes afirmaciones. Parece ser que se ha encontrado una correlación proporcional entre orgasmos femeninos y parejas masculinas de alto poder adquisitivo. Ahora bien, extraer de ahí que la única explicación del orgasmo femenino en términos evolutivos es la de “atraer y retener a los machos alfa” me parece una conclusión un tanto torticera. Porque, así a bote pronto se me ocurren unas cuántas preguntas que ponen en cuestión el método utilizado para la recogida de datos y su interpretación. A saber: a) esos famosos orgasmos de mujeres casadas con ricachones ¿son reales o simulados?; b) el que hayan tenido efectivamente esos orgasmos no significa necesariamente que los hayan tenido con sus maridos, ya que una posición del alto standing da acceso a toda una corte de masajistas, limpiadores de piscina, profesores de tenis, amigos intelectuales del marido, etc., etc.; c) aún cuando, en efecto, el causante de esos orgasmos sea el marido no significa necesariamente que el origen del orgasmo venga determinado por el poder adquisitivo del marido porque 1. puede que la mujer también trabaje y tenga su propia fuente de ingresos (presuponerla una mantenida es un prejuicio machista que va bastante a tono con el aire general de este estudio) 2. digo yo que las capacidades amatorias del señor tendrán algo que ver con lo bien que se lo pasa su parienta y no tanto con lo abultado de su cartera. Y en este aspecto es bien sabido que un hombre con poder adquisitivo tiene más oportunidades para ligar y aprender a ser un buen amante que alguien cuyas opciones vitales están limitadas por los ingresos. 3. aquí interviene tu muy sensato argumento de que una cierta seguridad económica da más cancha al juego erótico. Evidentemente, una pareja que puede permitirse un mes a todo trapo en las islas Seychelles tendrá más ganas de juerga que otra de clase media que está luchando por salir adelante sin que la hipoteca y los gastos diarios les ahoguen, que viven con sus tres hijos en 70 metros cuadrados pagados a precio de oro y que están día sí día también con la angustia de quedarse sin trabajo. En ese sentido, me da que las clases más humildes, que apenas tienen posición social y económica que perder, se lo pasan bastante mejor que la clase media.

En cuanto a la explicación evolutiva, también la encuentro muy floja. Es decir, puede que el dar placer a una mujer refuerze el ego masculino, pero en todo caso durante siglos la religión y otras circunstancias se han asegurado de condenar el placer femenino aun dentro del matrimonio y no parece que eso haya influido para nada ni en la elección de la esposa ni en la posible felicidad del matrimonio. Además, los hombres poderosos o simplemente ricos a lo largo de la historia no parecen haber estado precisamente obsesionados por proporcionar placer a su pareja legítima. O sea, no cuela. Desconozco la causa evolutiva de la aparición del orgasmo femenino dentro de la especie humana, a no ser que sea la misma que dio lugar a la aparición del lenguaje hablado, a la práctica de enterrar y dar culto a los muertos y a la costumbre de ponerse a experimentar con piedras, palos, plantas y alimentos. Esa causa se llama hominización (o humanización, como se prefiera)

Pero bueno, supongo que los autores de estudios absurdos tendrán que comer de algo, ¿no? Si no ganan lo suficiente, serán impotentes para satisfacer las necesidades sexuales de sus parejas y se van a quedar con los mocos colgando