miércoles, 9 de septiembre de 2009

PERDIENDO LOS PAPELES I


No será porque no lo intenten, eso desde luego. Me refiero a la documentación que generan los Ayuntamientos de ésta, nuestra Comunidad Autónoma. Si la situación de nuestras bibliotecas públicas es harto penosa, y eso que durante los últimos diez años hemos avanzado una barbaridad desde nuestro ínfimo punto de partida, la de los archivos municipales roza en ocasiones lo esperpéntico. Os traigo un par de ejemplos para ilustrar el asunto.
Hete aquí, que a resultas de un rifirrafe político acerca de unas preguntas que la oposición, con sobrada malicia, hace a la alcaldesa de Los Corrales de Buelna, sale a la luz que toda la documentación municipal anterior a 2005 está tirada por los suelos en una nave industrial propiedad del Ayuntamiento. Dado que las preguntas de la oposición iban sobre contabilidad anterior a 2006, nos encontramos con que los datos referentes a 2005 y años anteriores se han perdido en el ciberespacio. Me explico: había una base de datos que a fecha de 2005 todavía funcionaba con base de MS-DOS (ya, bueno, pero es que cuesta modernizarse) Al cambiar a otro sistema operativo se produce una debacle, toda la información se pierde (supongo que no habrán oído hablar de las copias de seguridad) y es imposible reconstruirla, ya que la base documental sobre la que se sustentan los datos está diseminada de cualquier manera por el suelo y metida en bolsas de basura.
Siendo muy, pero que muy malpensada, podría ponerme a especular sobre a quién puede beneficiar semejante desastre informático y archivístico, pero no lo haré. Me limitaré a abordar los aspectos propios de mi profesión.
Señora alcaldesa, no voy a entrar en la causa de tan improvisado traslado desde los sótanos del Ayuntamiento, donde se ubicaba antes el archivo, hasta una nave industrial tan alejada de las dependencias municipales. Aunque no me imagino cómo habrá seguido funcionando la administración de Los Corrales de Buelna sin tener a mano la documentación para consultar sobre los mil pequeños (y puede que no tan pequeños) detalles que conforman la vida de un ayuntamiento, he de suponer que sus razones tendría para hacerlo.
Ahora bien: ¿está Vd. segura, pero bien segura, de que no se podía hacer de otra manera? Aun suponiendo que las arcas municipales no estuviesen muy boyantes (y eso que hablamos de 2005, cuando aún se ataban los perros con longanizas y nos creíamos la octava potencia del mundo), ¿no había presupuesto para convocar una infrabeca, de ésas que tan buen resultado han dado en otros ayuntamientos, por la que se pagase un sueldo mísero y sin Seguridad Social a un Licenciado en Historia o en Biblioteconomía y Documentación para que organizase el archivo? Mire, se lo voy a poner aún más fácil. ¿No había dinero para ir al Leroy Merlín o a Aki y comprar unas estanterías metálicas en las que se depositase la documentación, aunque fuese de manera desorganizada? Dé gracias a que, con el otoño y el invierno tan lluviosos que hemos tenido, no se haya inundado la nave, ahogando para siempre la memoria contenida en esos documentos que, tal como aparecen en la foto, semejan los restos de un naufragio.
Oh, y otra cosa. Me atrevo a hacerle una sugerencia: cambie de asesor de imagen. Porque no sé de quién fue la idea de dejarse fotografiar en medio de ese revoltijo de papeles, como para dar testimonio público de la imposibilidad de encontrar los datos que la artera oposición le exigía, pero esa demostración de que sabía el estado en el que se encontraba el archivo y durante cuatro años no ha hecho nada por remediarlo le aseguro que no le favorece en nada.

1 comentario:

Conchi dijo...

Si vierais cómo está de papeles la mesa de mi despacho... Vale que no llega a semejantes extremos pero tampoco le vendría mal algo más de orden.
Tras leer este ejemplo que nos cuenta Carolina, prometo aplicarme y reducir el caos en la medida de lo posible.