lunes, 30 de agosto de 2010

Balas de plata


Sinopsis:
Hundido por el abandono de la mujer a la que ha amado, y necesitado de psicoanalista, al agente Edgar “El Zurdo” Mendieta se le acumula el trabajo en cuanto se hace cargo del asesinato de Bruno Canizales, un prestigioso abogado con doble vida, hijo de ex ministro de Agricultura, al que encuentran con la cabeza perforada por una bala de plata.

No me ha convencido Balas de plata, del mexicano Elmer Mendoza. Lo saqué de la biblioteca a raíz de que Mari Pau publicase en el blog una entrevista con el autor donde denuncia la corrupción y el narcotráfico de su país. Arturo Pérez-Reverte dice de él que «es mi amigo y mi maestro. La Reina del Sur”nació de las cantinas, del narcocorrido y de sus novelas». El jurado que le otorgó por unanimidad del III Premio Tusquets Editores de Novela valoró en ella «la rabiosa modernidad en el uso del lenguaje, en la estructura narrativa hermanada con los últimos lenguajes televisivos, y en el ritmo endiablado que, como la mejor novela clásica, no da tregua al lector hasta su desenlace».

Tanta modernidad e innovación me llevó a no enterarme apenas de la novela, que parecía escrita en un idioma que no conocía (había párrafos enteros que no entendía). Según he leído, Mendoza no recrea de manera general el habla del norte de México, ni siquiera el del estado de Sinaloa; lo suyo es muy específico: su enfoque es el dialecto del mundillo del narcotráfico en Culiacán. Para acabar de arreglarlo, escribe los diálogos seguidos, sin guiones ni líneas aparte, de manera que la mayoría de las veces no se sabe qué personaje habla. Menos mal que la novela tenía apenas 200 páginas; de lo contrario, me la habría dejado a medio leer.

2 comentarios:

Johnny dijo...

Bienvenida amiga, cuéntanos de tu viaje. Y que mal que no te haya gustado una novela mexicana, aunque te doy la razón, no es uno de los mejores de aquí.

Mari Pau dijo...

Yo no he leído nada de él pero la denúncia a través de la literatura y de entrevistas de lo que pase en México siempre es de agradecer.