Con motivo del Día Internacional de los Museos, el de Alfarería organizó hace dos fines de semana una exposición sobre Alfareras de la otra orilla, refiriéndose a las bereberes del Rif. Para la inauguración contaron con el grupo El Nassim cuya música de influencia mediterránea sonaba de maravilla; lástima que solo pude oír la última pieza porque mis compromisos laborales me impidieron llegar a la hora.
A continuación, pasamos al patio para degustar pastas y té moruno. La bebida no me entusiasmó pero las bandejas de pastitas eran una preciosidad, daba pena comerlas. Aun así, dimos buena cuenta de ellas y de sus combinaciones de frutos secos, miel y azúcar.
Al día siguiente volví al taller de cocina impartido por señoras marroquíes que residen en la localidad, de la Comunidad Islámica Convivencia y Paz. La gran pena es que había almorzado opíparamente y no me cabía una miga de la variedad de cocas y pastas de pinta tan rica que elaboraron.
En otro taller una señora escribió mi nombre en árabe, y, por último, hice cola para que me tatuaran la mano con henna. Desde el sábado hasta hoy el dibujo sigue tan precioso, no sé lo que tardará en desaparecer.
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