jueves, 18 de mayo de 2017

Charla sobre primeros auxilios



El viernes pasado, aprovechando que la asistencia a clase de mis alumnos más jóvenes disminuye abruptamente, subí al primer piso del centro social donde se iba a impartir una conferencia sobre primeros auxilios. Los ponentes fueron Antonio y Sergio, dos de los practicantes de nuestro centro de salud, por lo que eran de sobra conocidos. El primero de ellos, el jefe, es el peor enemigo de mis uñas del pie, pero también el que me suministró oxigeno cuando fui a urgencias, o sea que mi relación con él oscila entre el amor y el odio.

Sentimientos y bromas aparte, la exposición fue tan amena como espeluznante, por lo menos para mí. Nos expusieron tantos casos de accidentes (cortes, intoxicaciones, envenenamientos, quemaduras, dislocaciones, ahogos,...) que me entró un agobio que no mitigaron los excelentes consejos sobre qué hacer en cada caso. Hasta llevaron un dummy para mostrar la maniobra de Heimlich o la reanimación cardiorrespiratoria. El problema no es asimilar toda la información sino aplicar la regla número uno: mantener la calma. Dios no quiera que me pase, pero si me encuentro con una situación de esas, hay que atenderme a mí también del ataque de nervios.


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