Como el domingo por la tarde aún no llovía y el frío era soportable, salí de casa con dirección a la Casa de Cultura a ver la primera representación del ciclo de teatro infantil. Se trataba de No nos moverán, a cargo de los Titiriteros de Binéfar, una compañía formada por cuatro actores, cantantes y músicos. Aparte de manejar los títeres, recuerdan canciones infantiles de siempre como Antón Pirulero u otras más reivindicativas como la que titula el espectáculo. Lo mejor es que cada canción iba acompañada de movimientos para los niños, que, más que coreografía, parecía una sesión de aerobic, con los críos agitando los brazos y levantándose y sentándose.
En fin, que se lo pasaron muy bien. Casi todos, porque el que estaba a mi lado hizo pasar a su mamá el mal trago de tener que salir a la mitad porque no paraba de decir que se aburría.
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