Marie Colvin fue una periodista reconocida mundialmente por su trabajo en distintos conflictos bélicos. Testigo de algunas cruentas batallas recientes, especialmente de lo sucedido en Oriente Medio, Colvin contaba con el respeto tanto de los lectores como de sus compañeros de profesión por su enorme valentía y humildad. Sin embargo, su personalidad era caótica y autodestructiva: abusaba del alcohol y su vida personal era, según sus propias palabras, un "auténtico desastre". Junto a su también prestigioso fotógrafo de guerra, Paul Conroy viaja a Siria para cubrir lo que sucede en la ciudad de Homs, donde aprenderá el verdadero coste de la guerra, tanto física como psicológicamente.
Uno de los oficios que nunca entenderé es el de corresponsal de guerra. Jugarse la vida esquivando balas y bombas para informar a los que estamos a salvo en casita no está pagado ni con dinero ni con prestigio. La protagonista de esta película se convierte en una yonqui de estas horribles experiencias, viendo y viviendo más guerra que muchos soldados, tal como la describen, por mostrar al mundo los conflictos bélicos que azotan Oriente, una zona que, de no tener petróleo, Occidente olvidaría.
Rosemund Pike está grandiosa en el papel de la reportera Marie Colvin. Más que el acento americano, me extrañaba el tono de su voz: al final de la película vemos a la periodista real en una entrevista y la voz es calcada, lo que me reafirma en el excelente trabajo de la actriz. No dejando el tema de los acentos, me gusta oír a Jamie Dornan en el suyo irlandés. Gran papel el suyo también como fotógrafo de la reportera, mucho más guapo que el personaje real al que encarna.
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