Sinopsis:
Trata sobre la educación de Mowgli, criado por una manada de lobos en las selvas de India. Mientras aprende las reglas, a menudo complicadas, de la jungla. Bajo la tutela de un oso llamado Baloo y una pantera llamada Bagheera, Mowgli llega a ser aceptado por los animales de la jungla como uno más de ellos. Por todos menos uno: el temible tigre Shere Khan. Pero puede haber peligros mayores acechando en la jungla, cuando Mowgli se enfrenta a sus orígenes humanos.
Por la misma razón que vi El Grinch, me sumergí en esta última revisión de El libro de la selva, combinación de animación con actores reales. Aparte de dirigir la cinta, Andy Serkins da vida a Baloo, Bagheera está encarnado por Christian Bale. Cate Blanchett presta su voz a Kaa, la enorme y enigmática pitón que hará las veces de narradora de la historia. Cierra el elenco estelar Benedict Cumberbatch, que da vida a Shere Khan, el maquiavélico tigre que es el antagonista de la historia y cuyos malévolos ronroneos son orgásmicos. Todos ellos acompañan a un jovencísimo Rohan Chand que borda el papel de un Mowgli marginado por casi todos.
Aparte de que nos deja los importantes mensajes que se destilan de los cuentos de Rudyard Kipling, como tolerancia, integración, equilibrio, y respeto por la naturaleza, no me llegó a cautivar, incluso sentí cierto agobio. No la considero apropiada para niños, desde luego. En el fondo, espero que Baloo se ponga a cantarme qué es lo más vital, lo que es necesidad nomás.
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