viernes, 28 de diciembre de 2007

El Año Nuevo en la Antigüedad


La celebración del Año Nuevo es la más antigua de todos los días festivos. Se celebró por primera vez en la Antigua Babilonia, hace unos 4000 años. El Año Nuevo Babilonio comenzaba con la primera luna creciente (la primera luna nueva) luego del primer día de primavera (equinoccio vernal).

Considerada como la estación del renacimiento, es muy acertado que se celebre en ese momento, ya que se asocia con el sembrado de nuevas cosechas y el florecimiento de otras plantas. Por el contrario, el 1 de enero carece de significación astronómica o agricultural. Es estrictamente arbitrario.


La celebración del Año Nuevo Babilonio duraba once días. Cada día tenía su propio estilo para su reconocimiento, lo que contrasta asombrosamente con las festividades de la actualidad.

Los romanos seguían celebrando el Año Nuevo a fines de marzo, pero con el tiempo su calendario fue modificado continuamente por diferentes emperadores. Finalmente, el calendario dejó de estar sincronizado con el sol. Para ajustar correctamente el calendario, en el año 153 aC, el senado romano declaró el 1 de enero como el comienzo del Año Nuevo. Pero las modificaciones continuaron hasta que Julio César creó el Calendario Juliano en 46 aC, estableciendo una vez más el 1 de enero como el día de Año Nuevo. Pero, a los efectos de sincronizar el calendario con el sol, César extendió el año anterior a 445 días.

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