martes, 19 de abril de 2011

El club del adulterio


Sinopsis:
Nicholas Lyon está felizmente casado y sabe que las aventuras nunca acaban bien. Sara Kaplan tiene veintiséis años, es abogada y la acaban de contratar en el prestigioso bufete de abogados en el que trabaja Nicholas. Al conocerla, él intenta evitarla pero no logra aplacar el continuo deseo que siente por Sara, hasta que acaba rindiéndose a sus encantos. Sin embargo, los remordimientos le acosan... ¿Se enterará su mujer?

Por pertenecer a una colección de novelas para chicas, creí que se trataba de un libro ligero, cómico y sexy, sobre todo por la leyenda en la portada, sacada de un texto del Daily Mail: “Una historia magistral de lujuria e inmoralidad”.
De hecho, el Daily Mail no se equivocó al definir este texto en ese sentido. En el libro se habla tan explícitamente de las relaciones sexuales y los resortes que hacen que los personajes lleguen a ellas, que tiene una profunda carga erótica muy disfrutable.

Sin embargo, está ese otro tema, el que da título al libro: el adulterio, el cual, aceptémoslo, es una sombra constante en muchos matrimonios o parejas estables.
La historia está narrada por los tres vértices del triángulo amoroso: el marido adúltero, la esposa cornuda y “la otra”. Resulta interesante cómo las mismas situaciones o los mismos diálogos pueden ser interpretados de manera diametralmente distinta por los tres personajes.

Dicho adulterio surge, cómo no, por la pasión que siente el marido cuarentón por una compañera de trabajo veinteañera. En principio, ambos se lo plantean como una relación adulta de sólo sexo que pueden controlar y cortar cuando quieran. Sin embargo, los sentimientos se abren paso y alguien empieza a sufrir.

Personalmente, no entiendo la cada vez más extendida figura del “folloamig@”. Y que conste que no juzgo a nadie, porque no me incumbe lo que dos (o más) personas adultas y libres hagan con sus cuerpos. Ya no es sólo que en mi caso no me vería capaz de meterme en una relación únicamente sexual sino que he visto que la mayoría de los que sí la han aceptado han acabado dañados, al menos la parte femenina.

Que sí, que es maravilloso sentirse deseados por otros que no son nuestra pareja, que empezar una relación nueva es un subidón incomparable a cualquier droga dura, pero acaba por pasar factura. Tarde o temprano, la esposa o el marido acaban dándose cuenta del engaño, y entonces sí, hay daños a terceros, dolor, vergüenza, humillación. ¿Y vale la pena? En la mayoría de los casos, rotundamente no.

Tal vez por ello, defiendo la impopular teoría de que la infidelidad no debería ser una opción para una pareja que se comprometió a permanecer unida y fiel. Para mí es muy simple. Cuando se abre el espacio para que en una pareja alguien desee sexo con otras personas, no hay nada más que hacer, y entonces lo justo, lo que correspondería, sería que se hablara con claridad y se terminara aquella relación sanamente. Ya me diréis si compartís mi opinión.

2 comentarios:

Johnny dijo...

Ante todo la comunicación y la sinceridad. Que si estás a gusto continua, pero si no, háblalo y resuelvelo, no hagas nada que pueda hacerle daño a tu pareja o definitivamente termina la relación para no causar daño. Sufren todos, asi que mas vale sufrir por la separación y no por el engaño. Seré anticuado, pero esto no tiene nada que ver con modernidad o antiguo, se trata de honestidad.

lapurautopía dijo...

Creo que es una utopía sexo sin sentimientos. Creo que las fantasías deben quedarse en la imaginación. Si decides ser infiel, mejor deja la relación por acabada y empieza otra.