Para la excursión del martes 24 conté con la presencia de mi querida amiga Carolina, que tuvo la inmensa amabilidad de desplazarse a Pamplona para compartir unos días conmigo. Como es tan adorable, pronto se hizo querer por todo el grupo.
Por la mañana fuimos al Valle del Baztán, lo que nos hacía ilusión especial tras leer la trilogía de Dolores Redondo, ambientada allí, que empieza con El guardián invisible, continúa con Legado en los huesos y termina con Ofrenda a la tormenta.
En ellas el bosque juega un papel preponderante. No me extraña: impone su presencia, tan impactante para los que venimos de secano. No vi ningún basajaun pero sí oí hablar de esa criatura mitológica de boca del escultor Santxotena que nos guió por sus instalaciones y creaciones en madera, como veis en las fotos.
Fuimos a comer a Elizondo, en fiestas, con sol y calor, tan distinto al escenario húmedo, oscuro y agobiante de los susodichos libros.
Me habría gustado conocer un poco más la localidad pero no hubo tiempo. Al menos comimos estupendamente.
3 comentarios:
Inolvidable el pastel vasco que nos pusieron de postre en el restaurante de Elizondo!!!.
¡Desde luego, Valentina!
Pues a mí me gustó también el pudin que nos sirvieron como entrante. Pero sí, el pastel estaba bien rico.
En cuanto a Elizondo, era muy bonito, pero me hubiera gustado visitarlo en febrero, por ejemplo. Ah, ese ambiente tétrico y sombrío que destila la trilogía del Baztán se le queda a uno incrustado en el recuerdo.
Y se me han subido los colores con lo de "adorable", Conchi *_*
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