Sinopsis:
Ray Romano se fogueó como monologuista en el Comedy Cellar de Nueva York. Ahora regresa al escenario donde todo comenzó con su primer especial de comedia en 23 años.
Al igual que con Gabriel Iglesias, tampoco conocía a Ray Romano cuando me puse a ver este especial con un par de monólogos suyos con la intención de dar al botón de stop si no me convencía. Lo cierto es que me enganchó con el primero al tratar temas protagonizados por un hombre de más de cincuenta años. Me hizo reír cómo cambia el físico masculino al principio del ocaso. El otro monólogo es menos original: versa sobre las relaciones con su esposa (la eterna guerra de sexos) y con sus hijos, que al final del programa aparecen con él. Ya hay que tener correa para aguantar que tu padre proclame tus defectos a los cuatro vientos.