miércoles, 2 de julio de 2008

Fiestas de San Pedro 2008


Como ya os avancé, el pasado fin de semana tuvieron lugar las fiestas patronales en honor a San Pedro, de Moros y Cristianos, paradigma del más absurdo anacronismo folclórico.

El viernes por la mañana no me moví de casa para evitar la “guerrilla”. Los comparsistas se lían a trabucazos con un estruendo infernal que me ataca a los nervios. Mi aversión a la pólvora raya en lo patológico. Por la noche fue la primera “entrada”, un desfile de las comparsas con sus mejores galas multicolores, propias del grupo al que representen. Siempre he sostenido que lo mejor de estos actos es la música festera. Sin ella serían insufribles.

Por la noche quedé con Loli para ir a ver la Orquesta Montecarlo, recomendada encarecidamente por Mari Pau que ya había tenido ocasión de disfrutarla. El comentario a esta actuación requiere una entrada aparte.


La gente con ganas de marcha va de peregrinación por las distintas sedes de las comparsas. Si allí tienes a alguien conocido (cosa que siempre ocurre en un pueblo tan pequeño como éste), te invita a beber y puedes estar bailando hasta que te canses. ¿Podéis creeros que desde hace unos años no me muevo de casa, yo, que aguantaba hasta las tantas, más incluso que mis amigas? La vida “marital” me está aburguesando, debe de ser, o es que ya estoy mayor para esos trotes.

Eso sí, quedé con Mari Pau y Vicent en el lugar de siempre, la Heladería Ramonet, abarrotada en esas fechas, donde después se nos unieron Loli y una amiga suya. Sin pretender acostarme tarde, se me hicieron más de las 3.

El domingo se celebró la misa mayor (pasé de ir, me quedé durmiendo) en la parroquia que lleva el nombre de nuestro patrón y por la tarde la procesión, seguida de un castillo de fuegos artificiales (¿por qué no los hacen sin ruido?). A todo esto, España estaba a la misma hora jugando la final de la Eurocopa. Cosa curiosa, una semana antes, en un alarde de lo que entonces parecía ciencia ficción, le pregunté a Pedro: “¿Qué crees que pasaría con la procesión si España llegase a la final?” Lo que sucedió fue que muchos de los comparsistas, además de llevar la cara pintada con los colores de la bandera española, tenían pinganillos en la oreja para ir escuchando la radio, así que en plena procesión, la más corta, rápida y con menos asistencia de personal de toda la historia, se desmandaron gritando ¡Gooooooooooool!


El “plato fuerte” estaba por llegar: una revista de variedades en la Plaza del Ayuntamiento con la actuación estelar de la sin par Mari Carmen y sus muñecos. Presentado por Carles Chova, de Canal 9, el espectáculo fue muy flojo, constaba de un ballet que no estaba mal del todo, un mago poco espectacular, el dúo Los Españolísimos, cantando copla con más pluma que en Evasión en la granja, y por último la ventrílocua, un tanto antipática, y sus populares muñecos repitiendo los mismos chistes de siempre.

El lunes por la noche, último acto por fin de las fiestas, desfile de disfraces, en el que las siete comparsas de Agost (cuatro del bando cristiano y otras tres del moro) recorren el pueblo disfrazados, acompañados de bandas de música, armando jaleo y echando confeti a los incautos que estamos mirando.
En las fotos, de arriba a abajo, mis primas Conchi, Mª José y Merce con su amigo Jose.

Hasta el año que viene si Dios quiere, que será más de lo mismo, supongo, pero sin fútbol.

3 comentarios:

Mari Pau dijo...

Conchi, a la setmana que ve posaré les fotos, en descarregar-les a l'ordinador.

Conchi dijo...

¡Aleluya! ¡Alguien lee mis posts! Gracias, Mari Pau. Ya me sentía como la reina de los monólogos.

¿Hay alguien más por ahí u os habéis ido todos de vacaciones?

ana dijo...

Yo estoy, jejeje