lunes, 19 de enero de 2009

Hasta siempre, tía Nati


El fin de semana quedó marcado por el súbito fallecimiento el sábado de mi tía Nati, una de las hermanas mayores de mi madre. Aunque contaba con 93 años, nada hacía esperar que se fuera tan pronto.


La última vez que la vi fue el día de Navidad, día de su santo y de su cumpleaños. No me solía apetecer ir a su casa ese día ya que me encontraba empachada de tanta comilona y no podía comer más. Claro está, si no probaba algo, resultaba ofensivo para las anfitrionas: mi tía, su hija y su nieta, las tres del mismo nombre. Sin embargo, la Navidad pasada algo me hizo pedirle a Pedro que fuésemos a felicitarla. Mi tía se emocionó y se echó a llorar (cosa nada rara en ella), expresando una y otra vez cuánto se alegraba de verme y preguntándome si era feliz. Al responderle afirmativamente, aún lloró más de alegría. Sin saberlo, ese día nos despedimos de ella. Antes de marcharnos, repitió la misma cantinela que desde hacía una veintena de años: que al siguiente ya no estaría allí. Esta vez acertó.


Descansa en paz, tía Nati, que si tú no estás en el cielo con todo lo que has rezado en tu vida, es porque está vacío.

4 comentarios:

Juanfra dijo...

Lo siento muchísimo, comunica mi más sentido pésame a tu familia.

Mari Pau dijo...

Condolències per la teua tia. Era una dona molt dolceta i bona.

ana dijo...

Lo siento

Jesús dijo...

Lo siento, ánimo, os mando muchos beijinhos