martes, 4 de agosto de 2009

La belleza del cuerpo en la Antigua Grecia (1ª parte)

La primera de las exposiciones temporales es La belleza del cuerpo en la Antigua Grecia”, resultado de la colaboración entre el Museo Británico y el MARQ que muestra un recorrido por la representación del cuerpo humano en su plasmación real o proyectada al imaginario mítico, a través de todas las épocas del arte griego, plasmado y representado en gran variedad de soportes y materias: esculturas de mármol, originales y copias de época romana, relieves, terracotas, cerámicas de figuras negras y rojas y bronces hasta un total de 125 piezas ordenadas en las tres salas para muestras temporales de que dispone el Marq.

Las que más llaman la atención son las que muestran el modelo de ciudadano a través del ejercicio y la competición atlética. Los vencedores tratados como héroes en sus patrias. El santuario de Olimpia, como escenario de uno de los Juegos se presenta en una espléndida maqueta. En esta sala es donde se exhibe el discóbolo, la pieza estrella. Lástima que, como ya me advirtió mi amigo Enrique, el cineasta, está muy mal iluminada. Escultura universalmente famosa, la que aquí se muestra es una copia romana que estuvo instalada en la villa del emperador Adriano en Tívoli (Italia).
Del atleta loado casi como un semidiós al semidiós y héroe por excelencia no sólo de los griegos sino del mundo antiguo. Una gran cabeza de Hércules nos contempla a la entrada de su espacio y algunos de sus trabajos se representan en varias hermosas ánforas de figuras negras. Pedro se entusiasmó haciendo fotos de todo. La verdad es que no le salieron mal, habida cuenta que estaba prohibido usar el flash.
Me sorprendió enormemente el tamaño de cascos, armaduras y espinilleras que usaban los soldados. ¡Eran bien canijos! Los cuerpos estarían bien proporcionados, puede que sí, pero eran bajitos y delgaditos. O sea, que de parecerse a Brad Pitt o a Eric Bana en Troya o Gerard Butler en 300, ni la sombra.

1 comentario:

Johnny dijo...

Sin comentario, diste justo en el blanco conmigo, gracias