miércoles, 4 de noviembre de 2009

La punta de la lengua


Sinopsis:
La punta de la lengua reúne comentarios sueltos que caminan sobre el filo del idioma con un hilo común: la denuncia del deterioro que se va registrando en nuestra lengua, su reflejo en los periódicos, en los discursos, en las letras de canciones... y su entrada en el Diccionario. Este libro se caracteriza también por el desenfado en los juicios, los ejemplos divertidos y el ánimo de no tener necesariamente la razón. Termina con un pequeño Diccionario de palabras moribundas, cuyo repaso puede constituir un completo ejercicio de nostalgia. Álex Grijelmo camina por estos terrenos con la conciencia de que recorre palabras difíciles, dudas razonables: todas esas expresiones que tenemos a menudo en la punta de la lengua y que no siempre nos atrevemos a pronunciar.

Me encantan los libros sobre dudas del lenguaje. La etimología de las palabras, su historia y diferentes usos a lo largo de los tiempos me fascinan. Y Álex Grijelmo es un perfecto narrador para estas historias. En este libro ha recopilado muchos articulillos sueltos sobre los más variados vocablos y expresiones. Son muchos los ejemplos comentados que aparecen en La punta de la lengua tomados del vocabulario político, administrativo, técnico y científico, de la letra de canciones conocidas y de todo un poco. Critica la política de inclusión de neologismos y expresiones de la Real Academia en el Diccionario. Sin embargo, muy ilustrativo del espíritu del libro es el último capítulo, dedicado a esas palabras moribundas cuyo análisis nos permite advertir cómo pasa el idioma en el tiempo y cómo queda según modas, usos e invenciones varias: anorak, utilitario, transistor, por ejemplo, han quedado obsoletas. Con vergüenza me ha hecho ver que con demasiada frecuencia construyo mal frases o empleo palabras intentando darles un significado que no es el suyo.

El autor intenta hacer un chistecillo al final de cada entrada, chistecillos no muy logrados la mayoría de las veces, pero se le puede perdonar. Con este libro, que me compré de chiripa en el Carrefour porque sólo costaba 3 eurillos, el lector aprende. Y aprende mucho. Hasta que se me olvide buena parte, que es lo más probable que pase.

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