jueves, 5 de noviembre de 2009

Odio las moscas


No sabéis el sufrimiento que me está causando un ejemplar de mosca de las que en España llamamos “cojonera” que no cesa de posarse en mi mano, en el teclado, en la pantalla, en mi oreja. Estoy atacada de los nervios. ¡Odio las moscas! ¿Por qué Dios, en su infinita sabiduría, o la Naturaleza para los ateos, las creó? Que yo sepa, no sirven para nada bueno.

Como este otoño está siendo inusualmente cálido, hay moscas por todas partes. No son muy abundantes, menos mal, pero las pocas que hay valen por miles de lo molestas que son. Ni os imagináis los minutos de clase que perdemos intentando darles caza porque no nos dejan trabajar en paz. El pobre conserje nos fumiga de insecticida el aula cuando no estamos pero no sirve de nada: al volver, ahí están, frotándose las patitas de gusto ante la perspectiva de la lata que van a dar.

4 comentarios:

Johnny dijo...

AQUI MOSCAS Y ABEJAS SON UN CAOS EN VERANO Y HASTA EN OTOÑO, SI QUE SON UNA LATA Y UNAS DAN ASCO Y LAS OTRAS PICAN. EN QUE ESTARIA PENSANDO LA NATURALEZA QUE NO SE ACORDO DE NOSOTROS.

ana dijo...

Las moscas y los "moscones" son necesarios, es que todo no puede ser perfecto.

Iñaki dijo...

Son unos bichos bien odiosos, la única satisfacción que proporcionan es el matarlas sin piedad, dando rienda suelta a nuestro lado más sanguinario.

El matamoscas de mano es un arma poderosa que te hará sentir como el Cid Campeador esgrimiendo su tizona o como Conan el bárbaro ¡Vaya escabechinas hacía yo en cierto cuarto de baño que dejaba sembrado de cadáveres!

Los eléctrocos que atraen a las moscas para electrocutarlas también son muy satisfactorios cuando escuchas el ruidito de una nueva electrocución. Las cintas de papel atrapamoscas, tan clásicas, proporcionan una muerte adecuadamente lenta a esos viles insectos. En cambio no te recomiendo, salvo para casos desesperados, los insecticidas químicos, pues son muy dudosos los efectos que pueden causar en el organismo humano.

Conchi dijo...

Gracias, Iñaki. Coincido con el poder y la eficacia del matamoscas de toda la vida.