Sinopsis:
Adonis Johnson no llegó a conocer a su padre, el campeón del mundo de los pesos pesados Apollo Creed, que falleció antes de que él naciera. Sin embargo, nadie puede negar que lleva el boxeo en la sangre, por lo que pone rumbo a Filadelfia, el lugar en el que se celebró el legendario combate entre su padre y Rocky Balboa. Una vez allí, Adonis busca a Rocky y le pide que sea su entrenador. A pesar de que este insiste en que ya ha dejado ese mundo para siempre, Rocky ve en Adonis la fuerza y determinación que tenía su enconado rival, y que terminó por convertirse en su mejor amigo. Finalmente, acepta entrenarle a pesar de estar librando su propio combate contra un rival más letal que cualquiera a los que se enfrentó en el cuadrilátero.
Los que nos criamos con los VHS en los 80 crecimos con las películas de Stallone, sobre todo con las de Rocky, un personaje simple, bonachón y luchador. Patriotero también, era el signo de los tiempos.
Aunque nunca he sido especialmente seguidora, admito que las he visto todas. Entrega a entrega lo hemos visto madurar y hacerse mayor. En esta ya no está para muchos trotes físicos, pero la esencia sigue ahí.
Da igual que el título original de Creed no aluda a él: el subtítulo español no deja lugar a dudas: Rocky es el reclamo.
La película peca un poco de previsible, cierto, pero no aburre, incluso llega a tocar la fibra sensible a los que ya tenemos una edad. Hay que ver cómo se explota la nostalgia en el cine de hoy en día.
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