martes, 9 de febrero de 2016

Premios Goya 2016



El sábado por la noche, me puse La 1 para ver la ceremonia de entrega de los Goya, recordando, sin ninguna nostalgia sino con mucho alivio, que el año pasado la vi desde la cama de un hospital. Dani Rovira estuvo acertado como maestro de ceremonias aunque no me pareció tan gracioso como el año anterior, supongo que por carecer del factor sorpresa. Entre los premiados, abundaron las emociones y las lágrimas, además de la generosidad pues la mayoría compartía el galardón con sus compañeros de nominación. Puñetera la gracia que les haría a estos, aunque bien se guardaron de demostrarlo, que para esos son actores.


Ya pueden cansarse el presentador y la Academia de pedir a los que suben al escenario que no sobrepasen el minuto en sus discursos. El personal se ve con un cabezón en las manos y un micrófono delante y, hala, a rajar se ha dicho. Lo peor es cuando hablan los agraciados en cuestiones técnicas, tan imprescindibles en el cine, sí, pero cuyos desconocidos representantes suelen aburrir al público, dicho sea con todos mis respetos. Había visto apenas un par de las películas nominadas, por lo que poco puedo hablar de la justicia de los premios. Estuvieron repartidos, con lo que muchos salieron contentos. 


Las señoras lucieron modelitos espectaculares y otros horrorosos; los caballeros, en una línea más homogénea. Que se hable mucho de la presencia de políticos en la gala no hace mucho favor al cine, me parece. Por supuesto que abogo por la rebaja del IVA cultural, aunque me pregunto hasta qué punto repercutiría en el bolsillo del consumidor, que de esta gente no me fío un pelo.

Truman, de Cesc Gay, es la película que será recordada como la triunfadora de la 30ª edición de los Premios Goya. Ha ganado cinco de los seis galardones a los que optaba: mejor película, mejor dirección, mejor guion original, el de actor protagonista para Ricardo Darín; y el de reparto, a su compañero Javier Cámara. "Ya estaba contenta porque iba a ver en persona a Juliette Binoche". Una emocionada Natalia de Molina agradeció así el Goya a actriz protagonista por Techo y comida. Luisa Gavasa, por La novia, ganó el Goya a actriz de reparto. Actores revelación han sido Irene Escolar, por Un otoño sin Berlín, y Miguel Herrán, por A cambio de nada. El primer Goya de la noche, el de mejor canción, fue para el tema Palmeras en la nieve, de la película homónima, recogido por Pablo Alborán y Lucas Vidal. Este repitió en la categoría de mejor música original por Nadie quiere la noche. Fernando León se conformó con el mejor guion adaptado por Un día perfecto.





No hay comentarios: